He aquí él
tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y
ellos serán su pueblo, y Dios mismo estrá con ello como su Dios.
Apoc. 21:3.
El Tabernáculo, llamado en hebreo mishkán (מִשְׁכָּן, "morada"), fue el santuario móvil construido por Israel bajo las instrucciones dadas por Dios a Moisés en el Monte Sinaí. No debe ser confundido con el Templo de Jerusalén construido en el siglo X a.C.
El Tabernáculo es también conocido como Tienda del Encuentro y fue un santuario itinerante dedicado a Yavheh.
Constituye el primer ejemplo de articulación de espacios sacros en la cultura hebrea, involucrando a su vez las primeras creaciones simbólicas del santuario celestial.
Se lo ha denominado el "Santuario Terrenal" (Éxodo 25:9) y, según interpretación del cristianismo, se lo compara y contrasta con el "Santuario Celestial" de la Biblia cristiana.
El el cielo no abra santuario propia mente dicho. Pero si que deja entrever que abra un pequeño templo.
La razón por la que el cielo será un lugar sin lagrimas, donde no habrá más muerte ni tristeza, ni dolor ni recuerdos penosos y desagradables, es porque el dador de la vida nuestro Dios estará con nosotros.
Podemos decir que la tierra es el infierno del cristiano, pero el cielo será su paraíso. No puede haber verano sin sol, no puede haber cielo sin el Hijo de Dios.
Pero podemos tener un pedacito de cielo en la tierra, cuando nos acercamos a Dios.
La felicidad en este mundo de tinieblas y oscuridad, se habré cuando estamos en constante comunión con nuestro Dios.
El cielo es una dádiva de Dios a sus hijos por su fidelidad.
Es por eso que Juan describe con ternura esta idea. Dios morara con nosotros, secara nuestras lagrimas, no abra más sufrimientos, y la muerte no existirá más. Nuestra relación en la tierra debe ser continua, y cuando todos estemos con él, esa relación sera más estrecha.
Cuando pasaba las noche en el desierto del Sajara, miraba al estrellado cielo, cual cerca me encontraba, pero cual lejos estaba de mi hogar, pensaba en mi amada esposa, en mis hijos, y sobretodo en ese hogar que Dios esta preparando para su pueblo.
Me preguntaba:
¿Cuando Señor? ¿Hasta cuando estaremos en este mundo de oscuridad y maldad? Solo oía el latido de mi corazón. Pensé en Abraham, y en Job, cuando miraban las estrellas, pensando seguramente en esa patria prometida, y escuchando la voz de Dios, espera un poquito más, solo un poquito más.
El que a devenir, no tardara. Deja que tu mente se eleve hacia el cielo.
Deja que tu mente se eleve hacia esa gran ciudad, y contempla los campos verdes, a las personas con un resplandor de gloria, a los niños volar con sus alas, los hermosos y majestuosos arboles, y sobretodo ver el rostro de Jesús.
El tiempo esta cerca, preparemos nos ahora para su encuentro.
Maranata
Sigan
orando por la vista de mi esposa.
Luis
José de Madariaga.
La
Biblia a través del tiempo.
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segunda venida apocalíptica
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