Y ellas se fueron
huyendo del sepulcro, porque les había tomado temblor y espanto: ni
decían nada a nadie, porque tenían miedo. Marc. 16:8
¿Podemos condenar a
estas tres mujeres? Ellas tuvieron miedo, o respecto a lo que estaban
viendo. ¡Creo que no! ¿De qué otra manera iban a reaccionar en la
situación en que se encontraban? Podemos cerrar los ojos y
imaginarnos la escena de Maria Magdalena, María la madre de Jacob y
a Salomé levantándose al alba. Su conversación se centraba en los
acontecimientos ocurridos el viernes, mientras se encaminaban hacía
el sepulcro.
Al acercarse al
lugar, se preguntaban una a la otra ¿como podemos mover la piedra,
es muy pesada? ¿No nosotras no tenemos fuerza suficiente para
hacerla rodar? Preocupadas por este problema, ellas siguieron
adelante a pesar de todo los obstáculos.
La tenue luz del
alba y la luna que se escondía dando el paso al rel sol para que
dominase sobre la tierra. Su corazón latia cada vez más deprisa, y
cuanto más se ha cercaban su corazón latía más deprisa, cuando
vieron la piedra que habías sido removida.
El sudor broto de su
rostros, su cuerpo tembló de miedo al pensar en su corazón que
había sucedido, ya que los sacerdotes y los zelotes eran capaz de
hacer cualquier cosa por desprestigiar a Jesús.
Con cautela se ha
cercaron al sepulcro, trayendo el ungüento y las especies para su
embalsamamiento. Y en medio de la soledad y esclarecimiento del
cielo, oyeron unas palabras dulces y melodiosas del ángel: “No os
asustéis"; ¿buscáis a Jesús nazareno el que fue crucificado? Ha
resucitado, no está aquí; mirad el lugar en donde le pusieron"
Sabiendo que Jesus
era un hombre metódico y ordenado, dejo el sudario recogido y
ordenado a los pies de la losa. Esta era la costumbre Judaica de
enterrar a sus muertos. No colo la describe algunos eruditos, que deja el sudario casi por eñ suelo.
Pero id, decir a sus
discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros”. Nuestro
texto declara que se fueron deprisa del sepulcro con temblor y
espanto y que no dijeron nada a nadie.
Recuerdo en mi
juventud que pase por medio de un cementerio, y solo el echo de
pasarlo de noche impone. No me extraña que las dos mujeres ante la
noticia y ese momento entre noche y día de vio pasarlo muy mal.
Algunos eruditos mal
intencionados, mantiene que no les comunicaron a los discípulos la
noticia que les dio el ángel, pero en realidad fue que las mujeres
no dijeron nada a nadie de la ciudad , o con aquellos que se
encontraban. Estaban asustadas ¿No estaría usted tanbien asustada/o?
Dentro de la
mentalidad judía, no concebía la resurrección, o se acordaron de
Lazaro. ¿Como podía volver a la vida un muerto? Se preguntaban, sus
mentes estaban turbadas por el dolor. La tumba es el último lugar de
descanso.
¿Cuantas veces
hemos leído esta historia sin meditar en ella? ¿Nos damos cuenta
ahora de lo que deben haber sentido esas mujeres?¿Hubiéramos
actuado nosotros de otra manera? ¿Se trata sólo de tres mujeres
temerosas junto a una tumba vacía? ¿O representan a toda la
humanidad?
Hace poco presencie
el entierro de un hermano de la fe, acto seguido un poco mas adelante
de otro hombre, ¡que diferencia!
En uno había
tristeza llores y mas lloros, en el otro alabanza y el canto más
allá del sol con que termino la ceremonia. Cristo murió y resucito
para que nosotros los que creemos en su resurrección tengamos vida
y esperanza en aquel día gñorioso.
Marchemos hoy sin
temor, con la seguridad de que Dios nos acompaña. Sirvámosle.
Vivamos para él. Seamos sus testigos, sabiendo que si nuestra corta
existencia es interrumpida por la muerte, algún día habrá una
tumba vacía con nuestro nombre escrito en ella. No estaremos allí.
Estaremos con él. Y así estaremos siempre por toda la eternidad.
Maranata
Sigan
orando por la vista de mi esposa.
Luis
José de Madariaga.
La
Biblia a través del tiempo.
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segunda venida apocalíptica
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