Pasó la siega,
terminó el verano, y nosotros no hemos sido salvos. Jer. 8:20.
Algunos eruditos
consideran que este verso es una queja más de los cautivos en
Babilonia; otros piensan que es la continuación del amargo lamento
del profeta por su pueblo condenado a la esclavitud.
En todo caso, es el
lamento del fracaso. El pueblo de Dios no tiene buenas cosechas, el
profeta se lamentaba se pasaría el verano y el pueblo se moriría de
hambre. Jeremías estaba quebrantado porque conocía la completa
ruina que aguardaba a su pueblo.
Es triste decirlo,
pero si estuviera en el siglo XXII Jeremías se lamentaría de la
ruina de su pueblo. ¿Por qué? Porque las normas morales en el
pueblo de Dios han sido rebajadas por los dirigentes, por los
ancianos, y el pueblo sigue las normas del mundo. Hoy, hay pocos
hombres consagrados que llaman las cosas por su nombre.
En medio de la
filosofía lisonjera y de la mucha y la mucha conversación acerca
de la necesidad de amarse unos a otros, todavía sigue siendo cierto
que hay un cielo que conquistar y un infierno que evitar.
En cada alma, yo el
primero, debemos hacer frente a esta dos posibilidades, y a cada uno
le llega la oportunidad de tomar una decisión. Al igual que el
pueblo de Israel bajo sus normas morales, así el pueblo de Dios las
esta bajando.
El ver.20, el furor de Dios sera contra su pueblo, ver 24, Y no oyeron ni clamaron su oídos; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón.
El ver.20, el furor de Dios sera contra su pueblo, ver 24, Y no oyeron ni clamaron su oídos; antes caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón.
Jeremías tiene
motivo para llorar por su pueblo. No había bálsamo para su pueblo.
Pero hoy día si que tenemos bálsamo, ya que nuestra garantía es
Jesus. La vacilación o la demora pueden ser causa de eterna
perdición. Si Jesús nos llama a dar a otros paso en la vida
cristiana, dalos, no sea que pase la siega, termine la cosecha de los
frutos y tú descubras o yo, que lo hemos perdido todo.
El cristiano debe de
saber que Cristo nunca habla a una persona tan íntimamente como
cuando está de rodillas confesando sus faltas y humillándose.”Jesús
nos conoce individualmente, y se conmueve por el sentimiento de
nuestras flaquezas. No conoce a todos por nuestro nombre. Conoce la
casa en que vivimos, y el nombre de cada ocupante. Dios a veces da
instrucciones a sus siervos para que fueran a cierta calle en cierta
ciudad, a tal casa, para hallar una de sus ovejas”.
Es por ese amor que
Dios demostró hacia su pueblo, que este debería dar todo por él.
Es necesario una renovación interior para que salga dentro de nosotros
ese nuevo hombre y mujeres que den el último mensaje a este mundo.
No caigamos como cayo Israel en Canaán, se paso el verano y ellos no serán salvos.
No caigamos como cayo Israel en Canaán, se paso el verano y ellos no serán salvos.
Promesa.”El amor
de Dios aún implora al que ha escogido separarse de él, y pone en
acción influencias para traerlo devuelta a la casa del Padre.. .
La misericordia y compasión del amor divino, a manera de una cadena de oro, rodea a cada alma en peligro”. (PVGM 159).
La misericordia y compasión del amor divino, a manera de una cadena de oro, rodea a cada alma en peligro”. (PVGM 159).
Maranata
Sigan
orando por la vista de mi esposa.
Luis
José de Madariaga.
La
Biblia a través del tiempo.
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segunda venida apocalíptica
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