A media noche me
levante para alabarte. . . Pero a medianoche orando Pablo y Silas
cantaban himnos a Dios Sal. 119:62; Hech.16: 15.
No existe momento
inapropiado para dar gracias a Dios. Los versículos de hoy señalan
a tres personajes: al autor de los Salmos.
El Salmista da a entender que cuando no podía dormir, en vez de pensar en cosas vanas, y mientras que otros dormían plácidamente, y todo estaba en quietud, dedicaba las horas de la noche a la alabanza y la meditación. Lo cierto es que no sabemos las circunstancias y el problema del salmista, pero si sabemos que acudió a su Dios.
El Salmista da a entender que cuando no podía dormir, en vez de pensar en cosas vanas, y mientras que otros dormían plácidamente, y todo estaba en quietud, dedicaba las horas de la noche a la alabanza y la meditación. Lo cierto es que no sabemos las circunstancias y el problema del salmista, pero si sabemos que acudió a su Dios.
Los otros dos
personajes eran Pablo y Silas, que en plena moche y en las más
profundas mazmorras alababan a Dios con cánticos y alabanzas. En
este caso si sabemos los motivos y las circunstancias. Estaban
encarcelados por la Palabra.
Los firmes abito
religiosos de estos dos grandes misioneros prevalecieron en las
circunstancias más desanimadora en las que estaban pasando se
aferraron al Señor a través del canto.
Después de haber
sido azotados y con los pies en el cepo, la situación no era muy
halagüeña.
Sin embargo se aferraron en alabanzas a Dios. ¿Porque? No hay que ser muy sabio para entender de donde podía venir la salvación.
Sin embargo se aferraron en alabanzas a Dios. ¿Porque? No hay que ser muy sabio para entender de donde podía venir la salvación.
¡No es extraño que
se produjera un terremoto y que se abrieran las puertas y las cadenas
se desatasen.
Muchas personas
almas desesperadas deprimidas están en la prisión de la tristeza y
la desesperación, engullendo tranquilizantes, mientra piensan en su
miserable condición.
Si alaban a Dios por la mañana, al mediodía, a la noche y a medianoche, se rompería la cadena que lo sujetan al abismo del desaliento.
Si alaban a Dios por la mañana, al mediodía, a la noche y a medianoche, se rompería la cadena que lo sujetan al abismo del desaliento.
Gordon Green relata
su experiencia estando bajo las privaciones cuando era niño. Se crio
en una granja canadiense. La pobreza exigía que toda la familia
trabajara duramente. Un día de acción de gracias, antes de la cena,
estando la familia completa, con el padre al frente, realizo el
tradicional recorrido por la granja, haciendo inventario de todas sus
posesiones.
Redirigieron al
sótano,donde había barriles de fragante manzanas, cajones de
remolacha y zanahorias, guardadas en la arena. A continuación
revisaron la montañas de Patatas (papas) y los estantes repleto de
frascos de conservas. ¡La cena de acción de gracia fue un
verdadero banquete.
Después llego la
corriente eléctrica al año siguiente. El invierno de acción de
gracia resulto doloroso para la familia. La comida fue pobre, y los
niños, junto con su madre, lloraron y mucho. En medio de esta escena
tan dolorosa, el padre fue a la buhardilla, tomo la lampara de
keroseno, la encendió , la colocó en el centro de la mesa y apago
las luces.
Así recordaron días más felices, y finalmente la menguada cena, comenzó a parecer un verdadero banquete. El espíritu de acción gracias se posesionó nuevamente de sus corazones. La familia elevo sus cantos al Dios de los cielos, y esa noche fue el día más feliz de sus días. Dios pro vello para aquella noche el alimento necesario.
Así recordaron días más felices, y finalmente la menguada cena, comenzó a parecer un verdadero banquete. El espíritu de acción gracias se posesionó nuevamente de sus corazones. La familia elevo sus cantos al Dios de los cielos, y esa noche fue el día más feliz de sus días. Dios pro vello para aquella noche el alimento necesario.
Maranata
Sigan
orando por la vista de mi esposa.
Luis
José de Madariaga.
La
Biblia a través del tiempo.
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segunda venida apocalíptica
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