viernes, 12 de marzo de 2021

LA RESPUESTA DE DIOS A JOB.

Entonces respondió Jehová a Job desde un torbellino, y dijo: ¿Quien es ése que oscurece el consejo Con palabras sin sabiduría? Ahora ciñe como varón tus lomos; Yo te preguntaré y tú me contestarás. Job 38:1-3

La respuesta de Dios a Job ocupa cuatro capítulos (38-41) en la cual se intercala la confesión de Job (40:3-5). Los cap. 38 y 39 están relacionados, y constituyen una exhortación para Job y por ende para nosotros. Job tenía una gran ignorancia acerca de la naturaleza de Dios al igual que nosotros. 

Job era un alma atormentada. Despojado de su familia, arruinado y con su salud quebrantada. Una situación que puede pasarnos a nosotros en cualquier momento. Job necesitaba respuesta clara al incomprensible enigma de la vida. 

Dios no defendió inmediatamente a Job, el propósito de Dios no era darle una respuesta, sino revelarse. 

Tampoco explicó a Job las razón de su sufrimiento y los sufrimientos de los hombres. 

El propósito de Dios era que el hombre entendiese a Dios eso era lo más importante. Dios no le dijo en cuanto al mundo futuro ni a las recompensas venideras como compensación de las desigualdades sociales. 

Dios sólo reveló su bondad, su poder y su sabiduría para resolver los problemas de Job y de nosotros. 

Lo que no sabía Job que el problema era entre Dios y Lucifer, esto fue cerrado hasta el final, cuando Dios le revelo la grandeza y la misericordia de su Bondad. 

En este problema, ¿quien va aser interrogado? Dios se dirige a Job, El Señor toma la iniciativa y le anuncia que es Job quien va aser interrogado. 

¿Dónde estabas cuando cuando yo funde la tierra? Job no podía contestar a las preguntas de Dios. Ni el hombre puede contestar hasta dónde llega el universo, y cuándo se fundo sus bases. 

Dios procura siempre instruir a los hombres limitados para que puedan ejercer fe en él y confié plenamente en su gracia. 

Al abordar el asunto de Job, Dios no respondió de acuerdo a sus deseos; ni tampoco contestas nuestras preguntas conforme a nuestro deseos.

 Si lo hiciera, se transformaría en el instrumento de hombre. 

Dios no permite que se lo coloque en el banquillo de los acusados mientras el hombre asume el papel de juez. Nos exhorta así: “Ciñe como varón tus lomos; yo te preguntaré, y hazme saber tú”. 

Que limitado era el conocimiento de Job, al igual que la del hombre. Queremos saber más que Dios, y nuestro conocimiento es tan pequeño como el mosquito. 

El hombre se ensalza más que Dios, eso fue lo que le paso a Lucifer, y al fin perecerán junto con aquellos que juegan a ser Dios. Al final Job dijo: “Ahora mis ojos te ven” Comprendió el amor de Dios.

MARANATA.

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