sábado, 27 de agosto de 2016

UN ESPÍRITU DE FE


A otros, por fe por el mismo espíritu; y a otros dones de santidad por el mismo espíritu. 1º Cor. 12:9.
Cuando John G. Paton, primer misionero entre los caníbales de la isla de los mares del sur, estaba traduciendo el Nuevo Testamento al idioma de los nativos, no podía encontrar un equivalente adecuado a la palabra “fe”. 

Cierto día un hombre de la tribu llego jadeante a la tienda del misionero, con una exclamación y se dejo caer en su cama de bambú. Paton se puso de pie gritando: '¡Eso es!' ¡Eso es!' 

Le pidió al nativo que repitiera la exclamación. Era una palabra que significaba que el hombre estaba echado su peso sobre la cama de bambú. Paton dijo: Eso es la fe en Cristo: significa echarse uno mismo sobre Jesucristo para reconciliarse, para perdón, para redención, para obtener la paz y para vida eterna'” (A. Treasury of Sermon Illustrations. p. 117). 

Fue con fe como los discípulos afrontaron la ira de Satanás para esparcir el Evangelio. 

Esa fe existe hoy. Hombres y mujeres humildes llenos de fe llevan el Evangelio a todas las partes de la tierra. 

Liliana Thrasher fue una de estas mujeres que entrego su corazón a Cristo. 

Y Dios cumplió su promesa. La llevó a Egipto a comienzo de este siglo. Allí estableció un orfanato para niños abandonados de ese país. Liliana confiaba en que Dios proporcionaría todo lo necesario, y él lo hizo. 

Durante cincuenta años llevó acabo su misión y Dios recompensó su fe. Millares de niños fueron atendidos durante esos años. Ninguno fue rechazado. 

De alguna manera Dios siempre proveía el alimento, el vestido, el abrigo y el dinero necesario para el bienestar de los niños. Esa tremenda fe, don del Espíritu, es hoy la gran necesidad de la iglesia. 

El don de sanidad es también dado por el mismo Espíritu. Dios no ha retirado ese don en estos últimos días. Una y otra vez llegan del campo misionero y de muchos países relatos acerca de curaciones milagrosas. 

El Señor nos dice: Qué antes de que el venga en los cielos, muchos serán sanados, otros irán al descanso, y todo para la gloria de Dios. 

La fe es el conducto por la cual Dios obra en su pueblo. 

Lo cierto que hay otras curaciones que se realizan mediante la fe: la curación del cáncer del pecado. Mediante el Espíritu, mediante la sangre que fue vertida en el Calvario, esa es la curación que proviene a cada uno de nosotros si la aceptamos. 
Maranata
Luis José de Madariaga.
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