NUESTRA ROCA ES CRISTO.

Sé para mí una roca de refugio, adonde recurra yo continuamente. Tú has dado mandamiento para salvarme, porque tú eres mi roca y mi fortaleza. Sal.71:3
En la antigüedad los hombres construían grandes castillos o fortalezas para protegerse de sus enemigos. Cuando amenazaba algún peligro, las puertas se cerraban. 
Podía poner muchos ejemplos de ciudades que an caído. Babilonia era una ciudad amurallada. La ciudad no estaba bien protegida. Eventualmente caían en poder de sus enemigos. Los habitantes eran muertos o hechos esclavos. 
La ciudad de Jerusalén que estaba en manos de los (yesubeos) jebuseos de descendencia Asiria, cayo en manos del rey David. (2º Sam- 5:6-10). Cuidad fortalecida con grandes murallas. David pidió a Dios que fuera su roca y su refugio. 

Sabía que si confiaba en Dios le daría la fortaleza espiritual, y podría vencer a todos sus enemigos. Cristo era la roca de David. Nosotros necesitamos la misma roca que necesitaba el rey David. Para tenerla debemos buscar a Dios cada día. 
 Debemos acudir a su palabra para hacer frente a cada tentación. Jesús es nuestra roca y nuestra salvación. Cristo dijo: “Si permanecéis en mí, y mi palabra permanece en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. (Juan 15: 7). Este es el secreto de tener una roca como refugio. 

Morar en Cristo significa tener paz en el corazón, fortaleza para llevar la cargas de la vida y ser feliz en la comunión con Dios y los hombres.  El mundo no te ofrece nada que se aproxime a tanta bondad. Debemos edificar aquí en la tierra un carácter de tal magnitud que podamos rechazar los embates de Satanás. 
El quiere destruir la fe de los jóvenes, adultos y ancianos si el pudiera. Joel Hawes, clérigo del siglo XVIII, escribió: “Cada periodo de la vida tiene sus tentaciones y peligros peculiares. 
Pero la juventud es el tiempo cuando es más fácil ser entrapados. 
Es, por excelencia, el período de la formación y de la fijación, cuando se adquieren la disposición y los hábitos; en ésta, más que en ninguna otra época, el carácter asume su forma y color permanentes y los jóvenes suelen tomar su camino para el tiempo y para la eternidad”. 
El Espíritu Santo es la Roca de refugio que todos necesitamos en estos últimos tiempos. 

Maranata

Luis José de Madariaga.

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