domingo, 28 de agosto de 2016

OLAS DE BENDICIONES.


Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciese, ¿Con qué será salada? No sirve más para nada, sino para se echada fuera y hollada por los hombres. Mat. 5:13-14

Estas palabras fueron dicha a unos pocos y humildes pecadores. Había sacerdotes y rabinos en aquella congregación de oyentes, pero a ellos no les fueron dirigidas. . . Con estás palabras de Cristo tenemos una idea de lo constituye el valor de la influencia humana. 

Es obra bajo la influencia de Cristo, exalta lo que Cristo exaltó, impartir principios correctos y detener el avance de la corrupción del mundo. Es parcir la gracia que sólo Cristo puede impartir. 

Es elevar y suavizar las vidas y caracteres de otros por medio del poder de tu ejemplo puro justo a una fe y un amor sincero. 

El pueblo de Dios debe ejercer un poder preservador y reformador en el mundo. 

 Debe contrarrestar la influencia destructiva y corrupta del maligno. (RH 22-8-1899).

Pero la mundanalidad ha entrado en el pueblo de Dios, no se hacen lo que es correcto ante los ojos de Dios. 

 A medida que avancemos en la vida nos encontraremos con aquellos cuya suerte está lejos de ser fácil. 

Afán y privación, con ninguna esperanza de mejores cosas en el futuro, hacen su carga muy pesada. . . Estas personas agobiados y oprimidos, no saben a dónde dirigirse en busca de alivio. Y es hay donde el hijo de Dios debe poner todo su empeño en ayudar a estas almas. 

Si miramos más al necesitado, al que pasa hambre, oh incluso al que está pasando por una prueba dura de la vida, y les ayudamos, dejaremos de lado a nuestro yo, y reflejaremos el amor de Dios que esta en nuestro corazón. Debemos de recordad que Cristo murió por todos ellos y por nosotros. 

No miremos el color de la piel, y extender vuestras manos de amor hacía ellos. Haced de esto una norma, sin proferir jamás una sola palabra de duda o desánimo. 

Podéis realizar mucho para iluminar la vida de otros y para fortalecer sus esfuerzos con palabras de santo gozo. (The Watchman, 5-5 1908). 

El más humilde y más pobre de los discípulos de Jesús puede ser una bendición para otros. 

Puede ser que no se de cuenta de que este realizando algo especialmente bueno, pero con su inconsciente influencia pueden poner en marcha olas de bendiciones que se extenderán y profundizarán y cuyo benditos resultados pueden no conocer hasta el día de la resurrección, y la recompensa final. (Ibid).
Maranata
Luis José de Madariaga.
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La Biblia a través del tiempo.
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