lunes, 4 de agosto de 2014

LA REDENCIÓN Y LA EDUCACIÓN SON UNA MISMA COSA.


Dame hijo mió, tu corazón y miren tus ojos mis caminos.
Prov. 23:26.

El solido fundamento sobre el cual está basada toda genuina educación es una completa conversión y una total entrega de la vida a la voluntad y los caminos del Señor. La educación, pg. 27,
se equiparan la redención y la verdadera educación.

En el sentido más elevado, la obra de la educación y la de la redención son una”. No hay verdadera educación sin redención.


Otro párrafo interesante del mismo libro es el siguiente: “La obra de la redención debía restaurar en el hombre la imagen de su Hacedor, hacerlo volver a la perfección con que habían sido creado, promover el desarrollo del cuerpo, la mente y alma, a fin de que se llevase a cabo el propósito divino de su creación.

Este es el objetivo de la educación, el gran objetivo de la vida” pg. 13. Hay un ejemplo vivo en el ministerio de Jesús. Judas era el más educado de los doce apóstoles. “Parecía un hombre respetable, de agudo discernimiento y habilidad administrativa” (D.T.G. 260).

Aun así, el objetivo que motivó a Judas a unirse a la escuela de Cristo consistía en capacitarse para ser un dirigente de multitudes y llevar la administración.

La pregunta que nos podemos plantear es: ¿Como eran sus padres? ¿Qué educación recibió Judas?

Sabemos que la base de una buena educación empieza en la familia, depende que fundamento tenga la familia así serán los hijos, y por ende la sociedad ya que esta se basa en la familia.

Hoy en día algunos jóvenes tienen los mismos intereses al tratar de lograr una buena educación.

Hay quienes estudian motivados solamente por el deseo de absorber la mayor cantidad posible de conocimiento: Estos son los que aprenden y aprenden y almacena conocimiento, pero que nunca aplican las ventajas que les otorga la preparación adquirida.

Su mente se asemeja al Mar Muerto, pues está llena de valiosos elementos materiales que no sirven para nada. Un rasgo muy peculiar del intelecto pecaminoso en su obsesión por el conocimiento, que se traduce por una insaciable curiosidad por conocerlo todo menos a nuestro Señor Jesucristo.


El resultado de esto es un inevitable debilitamiento de las facultades intelectuales. Para el mundo serán hombres de ciencia, pero ellos perderán el verdadero conocimiento de la salvación que es en Cristo Jesús.
El móvil de los que se esfuerzan por obtener una verdadera educación es noble. 

En primer lugar, procuran conocer más acerca del carácter de Cristo y oran fervientemente por ser como él.

En segundo lugar, hacen todo lo posible por usar sus talentos perfeccionados en beneficio de sus semejantes, ¡Qué hermoso motivo! De esta manera una persona no se honra a sí misma sino a Cristo.
Maranata
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La Biblia a través del tiempo
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Desde el día 5 este blog no se emitirá hasta Dios mediante día 27 de Agosto.

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