martes, 21 de junio de 2011

OBRA MISIONERA EN DOMINGO.

Que predique la palabra: que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, exhorta
con toda paciencia y doctrina 2º tim. 4:2.

Desafiar las leyes dominicales no haría más que fortalecer el espíritu perseguidor de los fanáticos que se esfuerzan por acelera y ejecutar. No les deis ocasión de llamaros violadores de las leyes. Si no les dejáis otra tarea que la refrenar a hombres que no temen a Dios ni al hombre, dicha tarea no tardará en perder su novedad para ellos, y verán que no les resulta lógico ni conveniente ser estrictico en lo que concierne a la observancia del domingo.(foto.Predicando con el ejemplo).

Prosegui
d vuestro trabajo nisionero, con la Biblia en la mano ,y el enemigo caerá en la cuenta de que derrotó su propia causa. No se recibe la marca de la bestia por manifestar prudencia al conservar la paz absteniéndose de un trabajo que resulta ofensivo y consagrándose a una obra de las más importantes.

Consagrar el domingo al trabajo misionero es arrancar el látigo de las manos de los fanáticos arbitrarios. El domingo puede dedicarse a diversas actividades que logrará
n muchos resultados para Dios.

Pueden celebrase reuniones al aire libre y en las casas particulares. Pueden trabajarse d
e casa en casa. Los que escriben pueden, en el aquel día, hacer recetas y artículos para los periódicos. Cuando sea posible, se celebrarán reuniones religiosas, y se las hará intensamente interesantes.(foto. Predicando con el canto).

Hablad con fuerza y seguridad del amor del Salvador, y cantad verdaderos himnos de despertamiento religiosos. Hablar de la temperancia y de la vida religiosa genuina. . . alcanzaréis a muchas almas. . . La ley relativa a la observancia del primer día de la semana proviene de una cristiandad apóstata.

El domingo es una hechura del pasado, exaltada. . . por en cima del santo día de reposo de Jehová
. En ningún caso deben rendirle homenaje los hijos de Dios. Pero quiero que entiendan que no es hacer la voluntad de Dios desafiar la oposición, cuando él desea que la evitemos (J.T. 3º 305-306).

En este tiempo debe manifestarse en la vida del profeso pueblo de Dios un testimonio vivo, a fin de que el mundo pueda ver que en estos tiempos en que el alma reina por todos lados, hay todavía un pueblo que pone a un lado su voluntad y procura hacer la de Dios, un pueblo en cuyo corazón y vida está escrita la ley divina. (foto.predicadores en el campo).

G.W.

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