La historia de José es un paralelismo a la de Jesús. José fue vendido por mucho menos de lo que valía un esclavo.
La venta de José es una franca violación del principio de que ningún hombre tiene derecho de someter a otro a una servidumbre involuntaria (Liv. 25: 39-43).
Esto demuestra claramente el grado de perversidad moral que se ha posesionado de los corazones humanos. La esclavitud a existido desde Babilonia hasta 1884 aproximadamente.
Dios hizo al hombre libre, pero el pecado abundó en los seres humanos, y esto transgredieron la ley de Dios.
Los traficantes de esclavos han imitado, a la crueldad de los hermanos de José, no era un prójimo a quien vendía, sino a su propio hermano.
Hoy en pleno siglo XXI, también hay traficantes de esclavos, más modernos, pero los hay. Por naturaleza cuando el hombre peco contra Dios, fue esclavo del pecado y de sus consecuencias.
Los que trafican con el pecado, contra la crítica, son tan culpables, como los que trafican con seres humanos. Todos violamos la ley de Dios, de una manera o de otra.
Pero la crítica es la más ponzoñosa para la salud espiritual del hombre. A través de ella, cayeron reinos, y se levantaron imperios.
La profunda relación existente entre el pecado y la muerte hace que la condición humana sea aún más desesperada.
La crítica ya existió en los atrios celestiales, y desde allí fue transmitido a los seres humanos. Fuimos vendidos por una mentira, y fuimos salvados por una verdad.
Cristo es la verdad y la salvación para el ser humano. Aunque José no podía saberlo entonces, la Providencia estaba guiando sus pasos.
¡Con cuánta frecuencia los senderos más oscuros de la vida conducen a sus perspectivas más brillantes! Estemos siempre dispuestos a seguir dondequiera que Dios nos guie (Rom. 28: 35-39).
Sur hermanos pasaron muchos años atormentados por el terrible pecado contra Dios y su padre.
Pero la “gracia” es la benevolencia y la bondad de Dios para los transgresores.
Los hermanos de José pasaron 20 años viviendo este terrible secreto.Cualquier mención de José o de Egipto sacaba el sentimiento de culpa.
José perdonó a sus hermanos todo lo que le habían hecho.
Cristo en su infinito amor nos perdona, pero en el hombre debe de haber un profundo arrepentimiento. Su gracia nos otorga el perdón Isa. 54:10; Jer. 31:3; Miq.7:8
MARANATA.
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