viernes, 19 de noviembre de 2021

¿QUE CLASE DE ÁRBOL SOMOS?

Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas, que dan su fruto en su tiempo, y su hoja no caen; y todo lo que hace, prosperará. Sal. 1:3

A lo largo de la historia de Israel se le ha comparado con un árbol. Lo mismo ocurre con el pueblo de Israel espiritual. En ambos casos, los dos tienen mucho follaje, y poca fruta. 

Mediante la figura de un árbol (no solamente ornamental) el salmista muestra los resultados de la vida piadosa. Esta figura sugiere una determinación por parte del labrador. 

El árbol es plantado en un lugar muy favorecido, y se lo cultivó con mucho cariño. Alrededor del árbol había canales donde el agua corría con fluidez.

Lo que sugería que el árbol estaba bien cuidado. Como el resultado de su cuidado el árbol tenía un buen follaje, La gente en los días de Cristo manifestaba una profunda piedad. 

Recordaréis que Cristo amonestó a la higuera por no tener frutos, tenía mucho follaje, pero estaba muerta. De una manera gráfica Cristo amonestó al pueblo de Israel por su falsa piedad. 

En este mundo en que vivimos, hay esta carencia en el ser humano, hay falta de piedad con nuestro prójimo. Cristo planta el árbol en los corazones, los riegas y los cuida. 

Algunos solo dan hojas y no llevan fruto, otros llevan frutos en abundancia. Como resultado de sus cuidados la personas consagradas a la Palabra de Dios, se les promete tres bendiciones. 

A/ Vivirán una vida útil y producirá los frutos del Espíritu Santo (Gal 5:22-23; Heb. 12:11). B/ Siempre estarán lozana y vigorosa (Sal. 92: 12-13). 

C/ Triunfará en sus empresa contra el pecado por la gracia de Dios. Así como el árbol se arraiga en la profundidad de la tierra y absorbe la humedad, también las personas piadosas echa raíces en la fuente de la salvación y de allí obtiene su alimento. 

Cristo nos dice que fuera de él, seremos como parra sin higos, que se echara al fuego. Los que son plantados en buena tierra, serán árboles plantados por Jehová. 

Y aunque pueda venirles dificultades y tentaciones en esta vida, se mantendrá firme. 30 La pregunta es: ¿que clase de higuera somos? ¿Que fruto tenemos? 


El fruto que Jesús nos da es el fruto del Espíritu Santo. La dulce gracia del Espíritu, que Pablo nos dice en Gálatas 5:22,23 que son “amor, gozo”. 

Y los otros otros atributos del Espíritu. Nos estamos acercando rápidamente al fin del tiempo, descubrimos que la paciencia de Dios continúa persistentemente hasta el momento señalado Apc, 11:18. 

Allí descubrimos porque fueron talados los árboles. Los acontecimientos se están sucediendo rápidamente. Si tenemos los ojos abiertos, se dará cuenta que casi hemos llegado al fin del tiempo.

MARANATA.

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