El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, [a] publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel. Isa. 61:1
Este es uno de los capítulos más hermoso del libro de Isaías. Creo que para todo cristiano,ya que contiene una profecía mesiánica, aplicada a Jesús. Pero a su vez, es un vivo testimonio de como debemos dar nuestro testimonio a los de más.
Al Señor no le agrada que los suyos sean un grupo de plañideras. Cuando cuenten sus experiencias. El quiere que se arrepientan y que sus testimonios sean cortos y precisos. El profeta Isaías es corto y preciso en presentar el cuadro del Mesías.
Nos presenta un cuadro gráfico de lo que el Mesías habría de realizar en favor de su pueblo a través de los siglos. Nos presenta como un pueblo rechazó a Jesús como Mesías, y esta nación perdió el privilegio de beneficiarse de la gracia salvadora.
Por ende muchos del pueblo de Dios, no podrá o no podremos beneficiarnos de esta gracia, ya que el mundo y sus ideas nos atraen más que la de Jesús.
El quiere que cada hijo de Dios se arrepienta de su mala vida (oh vida doble que llevan algunos) para que puedan disfrutar de la libertad que todo hijo de Dios merece por su lealtad.
Cuando se da un testimonio es para alabar a Dios, por la ayuda prestada, no para alabar nuestro ego. Cierto es que Dios se agrada que sus hijos de su testimonio, ¡ojalá se hiciese esto más a menudo!
Testimonios cortos y concisos, pues haciendo eso, estamos glorificando a Dios. Cito textualmente: Pregunté al ángel por qué no había más fe y poder en Israel. (agrego y más testimonios). Me respondió: “Soltáis demasiado pronto el brazo del Señor.
Asediad el trono con peticiones, y persistid en ellas con firme fe. Las promesas son seguras. Creed que vais a recibir lo que pidáis y lo recibiréis”.(PE. p.73).Si todos sus hijos hiciéramos más peticiones a nuestro Dios, daríamos más testimonios de su grandeza.
“Nos daría gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del Espíritu angustiado” para que fuéramos llamados “árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya”.
De alguna manera o de otra todos somos cautivos. Cristo vino para darnos la libertad sobre el pecado y sus consecuencias. Cuando nos entregamos a Jesús, hay siempre una historia que contar para glorificar su nombre.
En aquel glorioso día, Cristo nos librará de la prisión en que se encuentra el cristiano. Será un día de gran gozo y de aleluyas. ( Oren por mi operación)
MARANATA
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