lunes, 7 de junio de 2021

LA PAZ DE DIOS AL HOMBRE.

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo. Juan 16:33

No siempre el hombre a tenido paz, desde que existe el mundo siempre ha habido guerras pestes, pandemias, odio hacia los demás. 

Cristo estaba hablando de la paz interior del alma, tal como lo reciben quienes son “justificados... por la fe” (Rom 5:1)., 

cuyo sentimiento de culpabilidad han sido dejado al pie de la cruz, y cuyas ansiedades en cuanto al futuro se han desvanecido antes su confianza implícita en Dios (Fil.4: 6-7). 

Tanto los ciclones como los huracanes son tormentas muy violentas, destrozan todo a su paso, es una rebelión de la naturaleza contra el hombre. 

¿Que ocurre en el fondo del mar? No sufre grandes daños por el paso de estos elementos, y por lo tanto no tiene efectos negativos para los organismos que viven en el fondo del mar. 

Allí reina una calma aparente, pues está expuesta a las violentas corrientes submarinas. No siempre es así, por lo regular hay calma, esto lo saben los submarinistas, lo digo por experiencia. 

En el corazón humano existe estos dos elementos, una tormenta violenta, que sigue a una paz absoluta. 

La paz y la violenta tormenta se encontraron en la cruz, Cristo tuvo que lidiar con estos dos elementos. Destrucción total para el hombre, oh la paz eterna para el hombre. 

Cristo tuvo que pagar un gran precio, pero una vez que está allí, aun la mayor tormenta que rodeo a Cristo no pudo destruir. En el corazón del hombre se debate esta tormentas, puede ser para destruir, oh obtener la paz. 

Los hombres desean la paz en la tierra y también en sus vidas. Lo cierto es que nunca se ha dicho tanto en cuanto a la paz como en nuestro siglo. 

Las Naciones Unidas, y los órganos administrativos de los países, se han gastado millones para conseguir la paz. Pero la paz no llega. 

El ser humano ha pasado dos guerras mundiales, 50 guerras sin declarar, y aun sigue buscando la paz. 

Por naturaleza el hombre no acepta un plan para la paz, siempre hay por medio intereses creados. Jeremías 8:15 nos dice: 

“Esperamos paz, y no hubo bien; tiempo de sanidad, y he aquí turbación”. El predominio del pecado es alarmante; el mundo se esta llenando de violencia como en tiempos de Noé. 

Dondequiera haya pecado, no puede haber paz ¡Si tan sólo pudieran reconocer los hombres que la paz que proporciona calma al alma y tranquilidad a las naciones se halla en Cristo Jesús, el Príncipe de Paz! 

Únicamente mediante esa paz individual puede los pueblos obtener la paz. Cristo es el único que puede dar la paz.

MARANATA.

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