ADAPTARSE A LA SITUACIONES DE LA VIDA.

No lo digo porque tenga escasez; pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé tener escasez, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para hartura, como para hambre; para tener abundancia, como para padecer necesidad. Fil.4:11-12

Hay muy pocas personas dentro del mundo cristiano que han alcanzado el grado de adaptabilidad que Pablo describe en este pasaje. (Mar. 12:44) 

La primera oración de este verso describe una condición muy interesante de la condición de Pablo. 

Aunque estaba sufriendo en la prisión, no quería aprovecharse de sus privaciones para despertar la simpatía de los hermanos. ¡Cual es diferente es hoy en nuestra iglesia! 

Nos quejamos por todo, y contra todo. Queremos que se apiade de nuestra situación, y digan como sufre la hermana oh el hermano etc. Esto es de lo más degradante de un cristiano. 

Una casa es compadecerse del hermano por su situación delicada, y otra es que el afectado este día tras día contando la misma historia. 

Si Pablo como así lo confirma, aprendió la lección en algún momento pasado, y continuamente había procurado ponerla en práctica a partir de ese momento. 

Recuerdo que cuando vivía en Venezuela, había una gran diferencia entre el edificio Trina quia, y al otro lado del edificio había chabolas y gente muy pobre, y resinada al sufrimiento y se adapta a su situación. 

Si estudiamos la historia de la Edad Media, había hombres de Dios, que pasaban privaciones, pero el pan nunca le faltaba, sabía adaptarse a las circunstancias de la vida. 

El pueblo de Dios, tiene que aprender a adaptarse a los cambios de la vida. La promesa de Dios es: “no te desamparare” “tendrás tu pan cada día” Dios no miente. 

El pan está asegurado hasta que Cristo venga en las nubes por segunda vez. Pablo sabía esto muy bien debido al poder de la nueva vida que le había dado Cristo, porque no era las circunstancias sino Cristo que vivía en el.

Podemos nombra a cualquier magnate de los Estados Unidos para contar esta historia verídica, pero no lo haremos. Un cristiano muy rico inmensamente rico. 

Fue invitado por su congregación a dar una meditación. Durante su discurso enunció algunos bellos principios de la vida. Más tarde, un amigo le felicito y comentó: “no estás muy lejos del Reino”. 

Y le contestó: “Yo tengo un reino”. Esa es la actitud producida por el éxito y la fama. 

Pablo en medio de privaciones, y preso en la cárcel. 

Tenía su reino ha buen recaudo, dependía del dador de la vida, y nada le hacía falta. El cristiano, todos deberíamos aprender de Pablo, tanto en humildad como en fe. 

Muy pronto esto se habrá terminado, y sólo quedará la unión entre Cristo y nosotros. Tener más de esto es buscar las cosas de este mundo que perece.

MARANATA.

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