viernes, 25 de junio de 2021

LA INTEGRIDAD DE UN CRISTIANO.


Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también esté de buen ánimo al saber de vuestro estado; pùes a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se interese por vosotros. Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús- Fil- 2:19-21

Entre todos los ministros disponibles que había con Pablo, sólo podía enviar a Timoteo, ya que era de su mayor confianza para dirigir la iglesia de Filipos. 

Ya que Pablo no podía ir mando a Timoteo como si fuera el mismo. El pensamiento de Pablo era dirigido al Señor: su amor, esperanza, trabajo, todo se centraba en el Señor.(cf. Rom.9:1; Filipenses 1:8; 2:24, 29; 3:1). 

Pablo en ese momento mando Timoteo, por una razón, era el más querido y lo conocía muy bien, y sabía que haría las cosas como al Señor le gusta. 

Todos parecía estar muy preocupados por sus intereses personales, y los intereses de Dios eran aparcados a un lado. Esto suele ocurrir en muchas iglesias. 

En nuestro siglo y más en este momento de crisis pandémica nos cuidamos más a nosotros que hacer la obra de Dios. Timoteo se preocupaba en primer lugar de las cosas pertenecientes a Jesucristo. 

El pensamiento del cristiano debe de ser dirigido al Señor: su amor, esperanza, trabajo, si esto no fuera así, estaríamos trabajando para el enemigo. 

El consejo que da Pablo a los creyentes de Filipo: era que se preocupasen de su propia salvación, en vez de depender demasiado de los maestros humanos. 

Además, trata de darles toda ayuda que pueda. Si Pablo, con su comprensión de los motivos humanos estuviera en tu iglesia hoy, ¿cuál sería su veredicto? 

¿A cuantos pastores ancianos, diáconos y otros encontrarían preocupados en primer lugar por Jesucristo, y en segundo lugar preocupados de si mismos? 

¡No busquéis excusas, porque no las hay! Dios conoce los corazones, si fuésemos sólo un poco menos que Lutero, Cristo ya había venido. 

El cristiano está viviendo en una tormenta de humo, que cuando esta desaparezca, severa con la cruda realidad de que no ha sido salvo. 

En el siglo XXI estamos viviendo en nuestras carnes la triste realidad de una Pandemia. Pero el verdadero problema es: que hay gente que se está muriendo espiritualmente, y somos pocos o muchos lo que nos arriesgamos a servir a nuestro Señor. 

El cristiano (nominal), está tratando de vivir en medio de la tormenta de este mundo, no como adherente al paganismo y no como opositor de la fe cristiana como fue Lutero, sino como alguien que se adhiere a esa fe de la manera más vaga e indeseable que sea posible concebir. 

Pretende ser cristiano y deja a Cristo en el camino. Esta clase de cristianos no salva al mundo o a la iglesia. La fe de algunas personas ha sido descrita como una inoculación que les impide ver. “Amaras a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo  como a ti mismo” Luc 10:27.

MARANATA.

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