Como Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder; el cual anduvo haciendo el bien, y sanando a todos los oprimidos del diablo; porque Dios estaba con Él. Hechos 10:38.
Cuando el Hijo de Dios se humillo en la encarnación, dejó a un lado el ejercicio independiente de su atributos como Segunda Persona de la Deidad (cf. V, pp.895-896).
Todo lo que realizó en la tierra lo hizo, como deben de hacerlo todos los hombres, dependiendo del poder de lo alto (cf.Juan 5:19,30; 8:28; DTG p.117).
La vida de Jesús fue un ejemplo consecuente dedicado al servicio de los demás, es un vivo ejemplo para su pueblo. Nuestro Salvador pasó gran parte de su tiempo haciendo el bien.
Lucas registró muchísimos casos en que el Maestro, obro con grandes dificultades, en su ministerio para ayudar a los más desfavorecidos.
Hoy en pleno siglo, necesitamos hombres y mujeres que ejerzan el ministerio de ayudar a los demás desfavorecidos.
En este mundo desbastado por una pandemia, y miles de muertos, hogares destruidos por los elementos.
Es necesario que los hijos de Dios se muevan para ayudar a estas personas.
La sinceridad de Jesús fue un severo reproche contra la injusticia propia de los fariseos.
No había nada que decir contra las enseñanzas de Jesús, y menos contra su ejemplo de integridad y su bondad.
Este ejemplo debería de ser un aviso para cada cristianos en este tiempo. Creemos como cristianos, que toda enfermedad y todo sufrimiento en cierto sentido viene de Satanás;
hasta la espina que Pablo tenía en la carne era un “mensaje de Satanás” que lo eria constante mente (2º Cor.12:7).
Dios esta con cada hijo suyo en las pruebas y le dará la fuerza para resistirla. La obra de Jesus entre los dolientes hiciera demasiado énfasis entre los seis últimos mandamientos.
Pero los fariseos y saduceos estaba descuidando los cuatro primeros mandamientos. Los escribas llenos de justicia propia pensaban que se descuidaba la ley; y por eso preguntaron a Jesús la difícil pregunta:
“¿Cuál es el primer mandamiento de todos?” Jesús contesto con un texto de la Tora.
“Amarás pues al Señor tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y de toda tu mente, y de toda tus fuerzas; este es el primer mandamiento.
Y el segundo es semejante a él: Ama a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento mayor que éstos”.
Los fariseos se olvidaban de los más desfavorecidos.
Mucho se dice de nuestro deber para con los pobres descuidados.
Muchos consideran que los de esta clase no tienen esperanza, y debemos de olvidarlos. Nuestro deber como cristianos es ayudar a los demás desfavorecidos y más en estos momentos de crisis. Sal. 41:1; Isa 58:7,10.
MARANATA.
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NOTIFICACION A LOS LECTORES.
Notificación: Estimados lectores de este blog. Oren mi salud y por este proyecto Sal. 62: 7 (a través de https:// se puede ver estos blog)Dentro de un mes me tienen que intervenir, y estaré convaleciente un mes. Durante ese tiempo no podré poner las matutinas. Oren por mi.
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