EL LADO EXTREMO.

Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni ensilla de escarnecedores se ha sentado; antes en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y noche Salmos 1:1-2.

Este salmo presenta brevemente, en forma poética, una ley espiritual muchas veces expresada en los salmos:que la justicia lleva al éxito, y la injusticia al fracaso. 

Es un sermón paleotestamentario en cuanto a la felicidad de aquel que vive enteramente consagrado a Dios y a la total destrucción que guarda al que no da lugar a Dios en su vida. 

La felicidad comprende bendiciones materiales y espirituales, puesto que ambas son el resultado de andar por los caminos de Dios. El libro de Salmos empieza con una bienaventuranza y concluye con una aleluya.  

En Mateo 5:3-11 empieza con las “bienaventurado” Bienaventurados todos los que se allegan a Dios con humildad. Anduvo...estuvo...se ha sentado. 

Estos tres verbos presenta en orden de intensidad creciente las etapas de una vida dedicada al mal:

andan en el camino por donde van los que son ajenos a Dios, al conformarse con las costumbres mundanas (1º JT. 585) y unirse en forma definitiva con los pecadores. 

En cierta ocasión dijo un rabino: “Si dos se sientan juntos y no hablan entre ellos las palabras de la Torah (ley), forman un conjunto de escarnecedores, de los cuales se dice: '[Un hombre bueno] no se sienta en compañía de los escarnecedores'” 

En este salmo se describe la vida del hombre y mujer piadosos. Y ellos evitan el trato con los hombres impíos, afín de rehuir la contaminación del mal. 

Miremos este cuadro: Miles de personas que pertenece a la clase medio alta, personas cultas, asisten a la ópera, conciertos, recepciones, al teatro, cine sala de fiestas con aire de alegría; pero debajo de su apariencia llevan un terrible hastío.  

Hoy predomina las grandes orgías, los grandes eventos futbolísticos, como en tiempos de los gladiadores. 

Pero todos olvidan de la existencia de un Dios y por eso no necesitan ninguna advertencia. 

Los terribles resultados finales son demasiado evidentes cuando venga los juicios de Dios. 

¡Cuán terrible es que no se reconozca a Dios cuando debe hacerse! ¡Cuán triste es humillarse cuando es demasiado tarde! 

¿Por qué , oh, porqué¡, los hombres no obedecen la invitación? 35 Dijo el salmista: “Mi corazón ha dicho de ti: Buscad mi rostro. Tu rostro buscaré, oh Jehová Sal. 27:8. Cristo debe de morar en nuestro corazón para que seamos transformado por su gracia. 

MARANATA.

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