EL MENDIGO 2º PARTE.

Y si derramaras tu alma al hambriento, y saciares al alma afligida, en las tinieblas nacerá tu luz, y tu oscuridad será como al mediodía. Isa. 58:10

Segunda parte: Le prepare comida Sopa caliente, dos barras de pan, atún, y guiso que había preparado mi esposa. 

Se lo lleve y me lo agradeció. Cuando volvía a mi casa pensé que esa noche pasaría mucho frio y mas cerca del rio. 

Así que cogí un saco de dormí, un aislante, y una chaqueta impermeable para el frio que era de mi hijo, y se lo lleve. 

Durante tres semanas le llevaba la comida y alimentos de Adra, garbanzos, Judías, verduras, sardinas y atún en un saco blanco; más la comida que preparaba mi esposa. 

Pero un día, le pregunte: ¿por que no iba al comedor social a comer? El me contestaba que ya había ido durante seis meses, esto me pareció muy extraño, ya que podía ir todo el año. 

Y empece hacerme preguntas. Así que un buen día me fui a un comedor social que estaba cerca del puente a sólo tres minutos, relativamente cerca. 

Espere durante diez minutos, y después me dirigí al puente de hierro, pero el no estaba. 

Al día siguiente le lleve la comida y hablando con el me dijo que tenía siete hermanas, y que no tenía contacto con ellas, pero que vivían lejos. 

Mis sospechas se guía en aumento, y estuve vigilan dolo. Había algo en mi mente que no me encajaba, no era un mendigo normal. 

Hasta que un día lo vi hablando con joven entre los 27-30 años. Este joven le hablaba como si fuera de la familiar, estuve como unos 15 minutos observándolo hasta que se fue. 

Me acerque a Ángel así se llamaba, y le deje la comida caliente y le pregunte cómo estaba, me dijo que estaba bien. 

No me comento nada de la visita que había tenido con el joven. Pasaron tres semanas, y como de costumbre le lleve alimento. 

Como de costumbre  le seguí  llevando alimentos y cuando llegue el hombre no estaba en su banco, espere durante una hora y quince minutos y me fui a casa con la comida. 

Al día siguiente, me fui a verle, esta vez sin alimentos, espere hasta las dos de la tarde y el no apareció. 

Al tercer día, fui preocupado pues quería hablar con el. Cual fue mi sorpresa, que en el banco estaba 

la manta bien puesta doblada, y encima había un tarro de arroz cocinado, una barra de pan y un quid de cuatro latas de atún,  de cuarto porciones solo quedaba tres, 

lo curioso es que el envase de cartón no estaba roto, cuando se extrae una lata el cartón se rompe este y no estaba rota. 

El saco blanco no estaba, pues había notado que hacia una semana que había desaparecido. No sólo había alimentos, sino la ropa que yo le di.

MARANATA.

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