UNA RELACIÓN CONSTANTE.

Ora sin cesar. 1º Tesalonicenses. 5:11.

Este es un pequeño verso con una gigantesca implicación moral y emocional. 

Tiene la profundidad, que muchos de los cristianos no lo podemos comprender, y con la agravante que lo pasamos por alto. 

No es imposible de cumplir, no esta fuera de nuestro alcance, es nuestra propia pereza la que nos condiciona. 

Yo, tenia la buena costumbre, de cuando paseaba o iba por la calle, siempre estaba orando, mejor dicho, hablando con Dios. 

Y me doy cuenta que tengo que coger ese vicio sano otra vez. La oración no esta fuera de nuestra alcance. 

Pablo insta a los Tesalonicenses que oren más, que animen a sus hermanos más abatidos. 

No solamente es una labor del pastor, sino de cada hermano. 

Pablo insta a fortalecer a los hermanos de la fe, con la exhortación de la venida de nuestro Señor Jesucristo. 

El tiempo es corto, los tiempos peligrosos, y la venida de Jesús más cerca cada día. Daniel oraba tres veces al día, y muchos de los profetas hacían lo mismo. 

Jesús fue nuestro ejemplo. Decimos que nuestras necesidades nos apremia y que decimos que no tenemos tiempo para la comunión con Dios.

¿No tenemos tiempo? “Es una aberración gramatical”. Tenemos tiempo para otras cosas profanas, pero no tenemos tiempo para nuestro Dios. 

Eso es lo que escuchamos, hacemos una oración de cumplido y nos vamos a pasear a las Vegas. Este pasaje es muy apropiado para nuestro tiempo agitado. 

Cuando pensamos en nosotros mismos, nos alejamos de Cristo, la fuente de la fortaleza y la vida. 

Por esto Satanás se esfuerza constantemente por mantener la atención apartada del Salvador, a fin de impedir la unión (mediante la oración) y comunión del alma con Cristo. (C.A. p.93. 1961). 

Orar es tener conciencia de la presencia de Dios. Y orar sin cesar es tener constantemente conciencia de su presencia. 

Se puede tener conciencia de la presencia de Dios mientras estemos con difíciles problemas que aparentemente que requieren de toda nuestra atención. 

Sin la presencia de nuestro Señor, éste es un mundo oscuro y triste. Conságrate todas las mañanas; haz de esto tu primer trabajo. 

Sea tú oración: “Tómame, ¡oh Señor! Como enteramente tuyo. 

Pongo todos mis planes a tus pies. Usame hoy en tu servicio. Mora conmigo, y sea toda mi obra hecha en ti”. 

Este es un asunto diario. Cada mañana, conságrate a Dios por ese día. (Ibi). Estará presente en nuestra salidas y nuestra entradas; nuestro levantar y nuestro caer; nuestro descansa y nuestro despertar.

MARANATA.

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