HOMBRE INDIGNO

Porque no hay en su boca rectitud: son perversidad: sepulcro abierto su garganta: con sus lenguas lisonjea. Salmo 5:9

Una de las cosa que más desea Dios de sus hijos, es que sean sinceros con su Dios. 

La sinceridad es un don de Dios, pero hay que cultivarla. El ser sincero es “ es estable”, “ser seguro” y, por lo tanto, “ser digno de confianza”. 

En este mundo se unas una palabra que no corresponde a la realidad, “amigo” No hay amigos, sólo conocidos. ¿Por qué? El amigo verdadero es aquel que lo da todo por su amigo y viceversa, por lo tanto esa frase deberíamos no usarla, si la frase conocido. 

Los enemigos son totalmente indignos de confianza, falsos y traicioneros. 

¿Pero quien es mi enemigo? Aquel que dice ser amigo, y te traiciona, te miente, y te vende al mejor postor. 

Cito las palabras de News Chronicle dijo esta frase del secretario de Estado.John Foster Dulles. “En un mundo de hipocresía poseía una sinceridad flamante”. 

Cuantos anhelaría que estas palabras pudieran pronunciarse en la vida de cada cristiano. 

Absalón fue a Hebrón con un pretexto falso y lleno de maldad, ya que su propósito era derrocar al rey con engaño y falsedad. 

Pablo describe este pasaje para describir la depravación universal del ser humano (Rom. 3:13). El salmista describe a la perfección otro miembro del cuerpo humano, la lengua, pequeña, mojada, y siempre dispuesta a engañar, maldecir, y hablar cosas agradables. 

Un miembro pequeño que puede decir grandes cosas, sea para alabar o maldecir (Sant. 3:5-9). Esta descripción del apóstol, describe o retrata bien la traición de Absalón y la de los hombres como el (2º Samuel 15:1-6). 

Si en la iglesia, o en el mundo político en que vivimos requiere un espíritu que se identifique con la honestidad, cuanto más debiera verse ese espíritu en la vida de los que actúan en el mundo del pensamiento religiosos y político. 

Si no fuera por la dedicación de cristianos sinceros, hace mucho ya que la causa cristiana hubiera perdido en la lucha que sostiene contra el pecado. 

Algunas personas poseen la capacidad de poner en movimiento organizaciones, incluso iglesias. Pero no hacen nada por mejorar la calidad del su vida, porque, básicamente, siguen siendo hipócritas. 

Tales seres humanos necesitan una reparación o una regeneración del Espíritu Santo. 

Si el hijo de Dios no tienen una causa por la cual luchar sinceramente, y a la cual dedicarnos sin hipocresía, realmente no tenemos nada por que vivir en este mundo. 

No vivimos la vida abundantemente en el Señor, y por lo cual no hacemos su voluntad.

MARANATA.

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