No que ya haya alcanzado, ni que ya sea perfecto; sino que prosigo, por ver si alcanzo aquello para lo cual fui también alcanzado de Cristo Jesús. Filipenses 3:12.
La respuesta la sabemos todos, ¡No hay fronteras!, las fronteras las hace el hombre, las remodela a su gusto y a su beneplácito.
Desde Caín y su descendencia han querido hacer una torre que llegara al cielo, hasta nuestros días esa idea persiste.
El hombre siempre ha querido separarse de Dios y hacerse su propia torre. Pero, para el cristiano las palabras de Pablo tienen otro sentido, es el premio de la victoria celestial.
Toda nuestra vida pasada en el camino del Señor, debería avernos enseñado algo.
Por qué si no fuera así, nuestro orgullo, nuestras mentiras y nuestra poca falta de fe; nos llevaría hacernos una torre de babel.
Pablo abarca toda la vida pasada; ahora se refiere a su condición actual. El no pretende de haber alcanzado la perfección. Pero eso si, continua en ese proceso.
El cristiano tiene que dejar muchas cosas en el camino, la más terrible la mentira, el orgullo, “yo” “yo”y “yo” hay mucho en el pueblo de Dios, aunque no se vea aparentemente.
El proceso de la perfección la da Cristo, cuando caminamos humildemente con él. Para este caminar con Cristo, tenemos que dejar muchas cosas atrás de nosotros.
Recuerdo una imagen de una gran multitud que viajaban hacía la tierra de Canaán. Muchos iban cargados con sus caravanas, otros con sus caballos, y otros con grandes mochilas.
Todo esos enseres, eran la carga de su orgullo, arrogancia, de su yo personal y de sus muchos bienes. Me impacto esa foto, pero lo que mas me impacto fue que muchos caían al precipicio sin esperanza ni sin fe.
Los más fuertes en la fe, se sujetaban a una cuerda para saltar a la otra parte de la montaña. Estos hombres y mujeres tenían el propósito de alcanzar la nueva tierra.
El propósito de Cristo es que sus hijos alcance la tierra de Canaán. Pero para ello, tienen que dejar todo en la tierra. El cristiano está ocupado en vivir.
El que sirve a Dios se engrandece, al paso que el que sirve a su mezquino yo, se empequeñece. Necesitamos tener una perspectiva infinita para administrar debidamente los asuntos de nuestro Dios.
Debemos permitir que nuestra imaginación se deje posesionar como lo hizo Pablo, por la vida de Cristo. 35 Es decir: en el momento de su conversión.
Pablo sabía que Cristo lo había asido con un propósito, el cumplir los designios y aferrándose a aquello para lo cual Cristo lo había llamado.
Muchos fracasan en este objetivo, porque han puesto su corazón en este mundo. Otros alcanza el blanco. Dios se revela a través de su palabra. “Todo depende de ti”
MARANATA.
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