DIOS LO VE TODO.

La tierra a la cual pasáis para poseerla, es tierra de montes y de vegas; de la lluvia del cielo ha de beber las aguas; tierra de la cual Jehová tu Dios cuida: siempre están sobre ella los ojos de Jehová tu Dios, desde el principio del año hasta el fin de él. Deut. 11: 12-12.

Cuando yo era militar, unas de las misiones que a menudo me asignaba era el reconocimiento del terreno dónde se iba a llevar las operaciones. No era muy agradable en pleno invierno con medio metro de nieve, pero avía que hacerlo. 

En caso de Josue, no era muy distinto a de ahora. Se enfrentaba con un enemigo que desconocía, y que armas o métodos militares emplearía. 

Josue lo que hizo es mandar un pequeño grupo de reconocimiento para ver el poder y material de su enemigo. 

Tenían que hacer un plano de la situación del terreno, el groso de sus murallas y de cuántos hombres disponía esa fuerza. A diferencia de la tierra de Egipto que es llana, esta tierra que Jehová tu Dios te da, es montañosa y con un valle. 

Canaan solo se podía regar con la lluvia caída del cielo, no cómo Egipto que era regados por canales. Dios se manifestaría de forma muy diversas.

Esta llanura, que tronaba fértil la tierra, estaba asegurada siempre que el pueblo fuese fiel a Dios. Nos encontramos con un nuevo día, y no sabemos lo que nos vamos ha encontrar, y nuestra alma quisiera conocer. 

Particularmente aquellos que en lo pasado han experimentado amargos reveses, quieren saber que problemas encierra el futuro, con el fin de fortalecerse y prepararse para hacer frente al problema. 

Tenemos ante nuestros ojos un problema de virus muy contagioso que se acerca desde china. Cierto es que antes del fin del tiempo, la atmósfera será contaminada No sabemos su poder destructor, y debemos estar alerta. 

Así se sentía los hombres que entraron en Canaán, inquietos pero con fe robusta. Aquí el texto del encabezamiento tiene un sentido. “Los ojos de Jehová” estaban sobre la tierra a la cual debía ir y poseer. 

Así esta puesto los ojos de Jehová en la Tierra Nueva para los que entre a poseerla. 

¡Tenemos consuelo el pueblo de Dios cuando entremos a Canaán celestial, ya que es para nosotros, porque Dios que fue con los hijos de Israel, aún tienen sus divinos ojos sobre nuestras vidas! 

El sabe lo que nosotros no sabemos, y ve lo que nosotros no vemos. 

Sabiendo esto, debemos depositar nuestra fe en él, y nuestra esperanza y confianza (Filip. 3:20). 

El pueblo de Dios debe confiar en el poder del Señor y obedeciéndole afín de ser aceptos, el servicio que el hombre le rinde a Dios debe de brotar del amor de su corazón; 

no debe ser fruto de un intento para adquirir justicia mediante una sumisión legal a sus requerimientos. Israel tenia que entrar por fe a Canaán.

MARANATA.

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