Y Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abraham en la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su marido. Gén. 16:3.
Durante 10 años la fe de Abram y la de su esposa, fue inmutable. Llega la hora de la verdad, y la impaciencia hace surgir los temores de dos personas mayores.
La impaciencia del hombre ante las promesas del Señor, tienen sus riesgos. La impaciencia por la demora de un heredero, era cada día más agobiante para Abram.
En Sara se abrieron los celos de la envidia de no ser madre. Este mismo caso se repite en la historia con Raquel, ella tuvo celos de su hermana Lea.
A lo largo de la historia los celos se manifestaron en los atrios celestiales. Lucifer tenia envidia de Jesús, y esto lo llevo a la gran rebelión, donde Satanás fue echado fuera de los atrios celestiales. En la tierra se repite esta misma historia.
La esterilidad era considerada entre los hebreos como un deshonor y un baldón (Gén 30:1, 23; Lev.20:20; Luc.1:25 ).La fecundidad era considerada una señal del favor divino.
No hay peor cosa en esta vida que no aceptar los planes de Dios. Sarai (Sara) tomo a su sierva Agar y conforme a su tradición, (usando el derecho del Código de Hammurabi )tomo a su sierva y se la dio por esposa de Abram.
Con el propósito de cuándo naciera el hijo de está, la sacara con sus manos así era hijo de legitimo de Sara. El plan de Dios era probar la fe de Abram.
Los hogares donde se alteran las normas divinamente aprobadas del matrimonio, son hogares donde prevalecen angustia, celos y amargas contiendas.
El hogar de Abram no fue una excepción.Cuán a menudo nos creamos situaciones difíciles por la impaciencia del ser humano. La fe de muchos serán probadas antes de la hora finales de esta tierra.
Muchos serán como la esposa de Abram, tomaran decisiones apresuradas, donde no llevaran a buen camino. Otros serán probado su fe, para ser pulida como oro de Ofir.
Pero todos de una manera o otra seremos probados en el fuego de la afición. Abram fue probado severamente, Cuando le fue dada la orden de ofrecer a su único hijo.
Pero su fe no de callo , sino se afianzo en su Dios “Bástate mi gracia” esta es una promesa para el cristiano, de los cuales somos usted y yo.
Su paciencia y su fe, es un objetivo que todo cristiano tenemos que alcanzar.
En ello va nuestra vida eterna, ya que sin fe, es imposible agradar a Dios.
Con la obediencia de Abram se nos enseña que nada es demasiado precioso para que no se lo demos a Dios. Nuestra fe.MARANATA.http://meditacionesmatinales.blogspot.com
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