Y el
fue por toda la regiones contiguas al Jordán, predicando bautizando
del arrepentimiento para perdón de pecados. Luc. 3:3
Juan
proclamó el valor y la necesidad de bautizarse y de abandonar el
pecado (Mat.3:2, 6).
como una preparación indispensable para la
venida del Mesías y de su reino. Este mensaje no ha cambiado en el
siglo XXI, el mundo debe de prepararse para recibir a Cristo en las
Nubes.
Pero previamente debe de haber un genuino y sincero
arrepentimiento y una nueva conversión. Juan les anunciaba Jesús
que bautizaría “en Espíritu Santo”.
Cristo llevaría a los
corazones de sus oyentes una nueva vida. Pero el arrepentimiento que
Juan predicaba abarcaba mucho más que la simple confesión de los
pecados pasados (Sal.32:1).
Como lo demuestra sus palabras de
admonición (Luc. 3:9-14). El verdadero evangelista, debe de sembrar
en los corazones de los oyentes esperanza del perdón, de Dios, si
hay en ellos sinceridad de arrepentimiento.
El “arrepentimiento”
debía ser seguido inmediatamente por una nueva vida en la cual
debía ponerse en práctica los principios de justicia ya revelados
en la Biblia.
El “perdón” viene de un Dios misericordioso al
hombre arrepentido. El arrepentimiento y la confesión, debía
preceder al bautismo, ya que es el primer pasa que debía dar el
hombre para recontarse con Dios.
Los publicanos le preguntaron:
“¿Qué aremos?” Y la respuesta fue: “No exijáis más de lo
que os está ordenado”. La extorsión era una cosa normal, al igual
que hoy día.
No importa si está fuera de los ámbitos de la
iglesia, o si esta dentro de la iglesia. Entre el pueblo de Dios no
debe de existir la extorsión. La orden fue: “No hagas
extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario.
Pero para un empresario es muy difícil hacer esto, sea cristiano o
no, el sólo mira sus intereses. Notemos que Juan no tenía el
evangelio completo que iba a ser predicado.
“Uno más poderoso que
él” Daría a conocer el verdadero evangelio. El mensaje de Juan
para sus días era claro y sencillo. Enseñaba la misma verdad
presente que Miqueas cuando dijo:
“Pide Jehová de ti: solamente
hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”.
Esta verdad alcanzo su pináculo en estos tiempos en que vive la
humanidad.
Muchos cristianos confunden la responsabilidad cristiana
con la salvación por las obras. Cuando la gente preguntó: “¿Que
haremos?”
Creer en Jesucristo y hacer su voluntad como esta escrito
en la ley y los profetas.
La salvación es el resultado de la gracia divina.
La salvación es el resultado de la gracia divina.
Pero también es cierto que la persona regenerada adopta una
nueva actitud hacia el prójimo y hacia Dios. Un actitud de amor que
se transforma en buenas obras.
MARANATA.
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Sal. 62: 7
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