LA INSESATED DEL ORGULLO.

Entonces Judas, el que había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treintas piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó. Mate: 27:3-5

La historia de Judas puede ser la historia de cualquier rico, que es capaz de vende a su hermano para obtener ganancias. Cuando Judas se presento ante el sanedrín el juicio de Cristo ya había una sentencia dictada.

Es posible que Judas la oyera la sentencia de los sacerdotes. El arrepentimiento de Judas fue como el arrepentimiento de Esaú. 

Lo que sintió fue remordimiento no acompañado de un cambio de parecer. No hubo un cambio básico en el carácter de Judas. 
 El discípulo “Judas” había confiado en si mismo en que Jesús se libraría los fariseos y saduceos (DTG. 668). 

Pero las cosas no son como las que deseamos, y en este caso Judas tiene que hacer una confesión que no sentía en su corazón. 

Lo curioso es que el se adelanta como único testigo para dar testimonio de la inocencia de Jesús. 

Según la ley judía el juicio se tenia que celebrar de día y no de noche. 
Y el juicio se celebro entre las tres y las cuatro de la mañana. Y según la latitud de Jerusalén el sol sale a las 5,30 luego fue un juicio ilegal. 

El sanedrín desconoció por completo el nuevo testimonio y violentamente presentado en el juicio por la confesión de Judas. 

Creo que su confesión debió haber perturbado a muchos de los dirigentes, cuya complicidad en el complot se hacía publica. 
Esto me hace recapacitar, cuándo se dicte la ley dominical "que a la sazón está muy cerca". 

Muchos de nuestros hermanos en Cristo, nos acusaran, unos por odio, otros porque no están convencidos ni convertidos. Pero todos ellos como Judas tendrán el pago que se merece. 

No se si muchos de estos hermanos acusadores se ahorcaran como Judas, pero lo que es cierto es que recibirán el castigo a la enormidad de su pecado. 

Durante mucho tiempo, Judas había estado forjando una cadena que final mente no podía romper. Su amor al dinero y al poder que el pensaba tener, se forjo su propio destino. 

 Muchos cristianos están haciendo lo mismo, se forjan sus propias cadenas, y después no pueden soltarse. 

La sinceridad hacia nuestro Creador es muy apreciada por Dios, el arrepentimiento sincero es oro y incienso para Dios. 

Todos tenemos un abogado intercesor, en el cual podemos ir y expresar nuestros deseos y nuestros arrepentimiento.  Judas tardo en arrepentirse, y sus desesperación lo llevo al suicidio. 

Cuando una persona no se entrega a Dios, su fin está cerca. Cristo nos dice: “Yo soy el camino y la vida, ..El que ami viene no le hecho a fuera”. Jesús nos invita a todos a ir a su la do.

MARANATA.

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Notificación: Estimados lectores de este blog. Oren por mi salud y por este proyecto Sal. 62: 7