Si tomare las alas del alba, y
habitare en el extremo del mar. Aun allí me guiará tu mano, y me
asirá tu diestra. Salmo. 139:9-10.
Cierto es que el salmista
describe la presencia del Ser infinito como llena el universo. “Si
subiere a los cielos, allí estás tu; y si en el Sheol hiciere mi
estrado, he aquí, allí tu estás”.
El cristiano nunca podrá
encontrar un lugar solitario donde no esté Dios.
El ojo siempre
vigilante del Omnisciente está por encima de todas nuestras obras, y
aunque puede movilizar a todos los ejércitos del cielo para hacer su
voluntad divina, condesciende hasta aceptar los servicios de los
frágiles y falibles mortales (ST 14-7-1881).
Alba es el día antes
del amanecer, o es la primera luz del día antes de la salida del
sol. También es conocida como aurora o crepúsculo matutino.
El
salmista representa el poder de Dios a través de este formidable
espectáculo de la grandeza de Dios.
Es imposible esconderse de Dios,
el hombre insensato y malo por naturaleza, quiere evitar a Dios, no
sólo en su corazón sino a la vista de sus ojos.
El ser humano nunca
entenderá la grandeza de Dios, que se manifiesta en la naturaleza y
en el espacio. Abarca las alturas, las profundidades, lo cercano y lo
lejano.
El día, la noche: aún allí en las profundidades del
universo Dios nos encontraras. Somos seres humanos imperfectos,
continuamos buscando la mano de Dios, pero es él quien nos
encuentra.
En el camino de la vida, dejamos nuestra huella, es la
senda larga y angosta de a vida, en la cual queremos subir la cuesta
con nuestras propias fuerzas. Pero es la fe que hace renacer nuestra
vida, al contemplar el amor de Dios en nuestra vida.
Si la vida se
asemeja a una senda, entonces debe tener curvas, esquinas, y
horizontes: lugares que están mas allá, que se pueden mirar
únicamente por la fe.
El hombre que busca el camino y la vida, por
si mismo, perderá el nuevo amanecer. Es por eso que no tienen
sentido dar vuelta a la esquina antes de llegar a ella.
Hagas lo
que quiera, no podrás ver más allá, del horizonte. Pero el ser
humano quiere hacerlo, ir un paso más adelante que Dios. “Es por
eso que el ser humano lleva cargas tan pesadas, es la suerte de hoy,
y el temor de mañana”.
Como cristianos debemos de confiar en
nuestro Dios, y andar por el camino sabiendo que su mano protectora
nos guiara.
Una parte de nuestra fe y esperanza descansa en las promesas de Jesús, “Yo soy el camino la verdad y la vida”.
Una parte de nuestra fe y esperanza descansa en las promesas de Jesús, “Yo soy el camino la verdad y la vida”.
No
necesitamos conocer el futuro. Este descansa en las manos de Dios. No
olvidemos que las profecías está casi cumplidas, y la venida del
Señor esta más cerca de lo que creemos.
MARANATA.
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Sal. 62: 7
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