Mas lejos esté de mí gloriarme, salvo en la cruz de nuestro Señor Jesucristo el cual el mundo me es crucificado a mí, y al mundo. Gálatas 6:14
La cruz es la fuente del poder para el cristiano. A través de la cruz de Cristo el cristiano puede contemplar nuestra eficiencia nuestra inextinguible fuente de poder.
Los romanos la usaron como sin bolo de martirio y de desgarramiento de la dignidad humana. La cruz era un emblema de venganza y vergüenza para la raza humana.
Tenia la misma connotación que la hoguera de la Edad Media que uso la Iglesia Católica; y los nazis la cámara de gas.
Los peores criminales según sus ideas, terminaban en la cruz, en la hoguera, y en la cámara de gas.
Pero el tiempo la a convertido en un símbolo de piedad y gloria.
La gran mayoría de la cristiandad a su modo, elevan cánticos de alabanza: “Al contemplar la cruz”.
Los poetas, pintores, escritores, arquitectos, y todos los artistas han hecho de la cruz su tema central. “Pero muchas son las palabras y pocos son los hechos”.
Todos hablan del poder que tiene la cruz, pero pocos son los que se rinde a ella.
Pablo es un ejemplo viviente de lo que debe ser un cristiano. “Más hacer por Cristo y menos criticar al hermano” Pablo vivía para la gloria de Dios.
Las palabras de Pablo llegaban al corazón de las personas, y resuenan en nuestro tiempo: “Para mí el vivir es Cristo”.
“lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo”.
¿Cuántos cristianos pueden decir esto? ¿Cuántos de los que se llaman hijos de Dios pueden decir estas palabras? “muy pocos” ¿Puede haber un cambio en nosotros?
¡Sí! El amor de Dios que no varia jamas cumplió en la cruz lo que tú ni yo podemos hacer. Tornó la agonía y el sufrimiento de la cruz en un medio de salvación.
La cruz ya no constituye una carga abrumadora. Para el cristiano (mundial) y para el pueblo de Dios que guardan su ley, es muy gratificante saber que a través de Cristo crucificado tenemos redención y salvación.
Cristo cambia la vida de aquellos que quieren ser cambiados por su poder. Dios es el mismo, hoy y mañana, nunca cambia. Debemos encontrar estabilidad en el Inmutable. No podemos apartarnos del pecado.
Nuestro corazón debe rendirse al Inmutable amor de Dios. Los hijos de Dios y por ende los cristianos sinceros hemos de ser transformados por su gracia y su poder, y entonces, descansaremos en él.
El secreto está en hallar estabilidad en la mutabilidad. Si el amor de Dios puede transforma la cruz de vergüenza en un símbolo de amor, puede transformarnos a cualquier persona que con sinceridad le busque.
MARANATA.
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