Cuando hay contiendas el que esta
en el medio recibe todos los palos. Pablo se encontró en el
anfiteatro de los Efesios, con una multitud de filósofos, artistas,
escritores, y un grupo especial.
Los llamados adoradores o devotos
de la diosa Diana. Pablo se dirigió a la multitud y de repente se
encontró con un tumulto de la ciudad (Hech 19:21-41).
Los devotos de
la diosa Diana, Esta diosa le cambiaron el nombre la iglesia de Roma
después de Constantino. Ya que los romanos estaban acostumbrados a
adorar las imágenes de talla. Pablo de declara la palabra de la
verdad, la cual lleva a la eternidad.
Pero el orgullo y la arrogancia
de los Efesios fue más aya de los limites, y rechazaron la
salvación. Pablo les llevo “el Evangelio de la salvación” (Rom.
1:16).
Se nos insta a tomar la palabra enserio, como lo fue para los
Efesios. (Mar. 4:24), y la tenemos que recibir con humildad y con fe
(Sat. 1:21; Heb. 4:2), por que es el medio para obtener la salvación
y la vida eterna.
El Espíritu Santo lo inspiró a escribir a los
creyentes de Éfeso, una de las más poderosa carta del Nuevo
Testamento. Es una carta llena del Espíritu Santo, ya que no hay en
toda la Biblia una carta como está.
Todo impulso noble que surge en
el alma, ya sea de cristianos o de paganos, deriva de la fuente del
Espíritu Santo. Para que haya una verdadera recepción de la verdad,
es necesario la influencia del Espíritu Santo (1º Cor. 2:12-15).
La
palabra escrita o hablada, es como la semilla que cae en tierra
fértil, pero esta no dará su fruto amenos que tenga el poder de
cambiar la vida del Espíritu Santo, la palabra viviente. Si leemos
Efesios veremos que es el Espíritu Santo nos conduce a su Palabra.
Bien sea escrita o hablada, lo que nos presenta es a Jesús en todo
su esplendor. El Espíritu Santo nos ayuda a discernir que la palabra
es verdadera, certera y confiable.
Hay tres conceptos. El Espíritu
de Dios nos hace oír, luego creer, y finalmente el sellamiento, que
pone sobre nosotros el Espíritu Santo.
Pablo le dejo muy claro a los
Efesios, el Espíritu Santo es el que sella o identifica a quienes
pertenecen a Cristo (2º Tim.2:19), guardándolos hasta el día de la
redención (Efe. 4:30).
El Espíritu Santo es identificado aquí como
el ser que hace el sellamiento. Los que son sellados reciben el
testimonio espiritual interno de que son hijos de Dios (1º Jun
5:10).
El sello se coloca sobre todos aquellos que deciden de todo
corazón servir a Cristo. El Espíritu Santo nos asegura que las
promesas de Dios son verdaderas. El creyente las acepta por fe.
MARANATA
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