miércoles, 2 de enero de 2019

EL PRINCIPIO DEL AMOR VERDADERO

El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no obra sin razón, no s ensancha. No es injurioso, no busca lo suyo, no se irrita, no piensa el mal. 1º Cor. 13:4-5.
La persona que tenga estas cualidades, se asemeja a Cristo. Pablo hace una valoración de las siete características del amor y ocho actitudes que son completamente extrañas a su naturaleza. 

En esta apología se presenta las características superiores del amor en sus aspectos positivo y negativo. La personificación del amor en estos versos ensalza la belleza, de los que realmente aman. 

Se ve el vislumbre de la falta de este amor en la iglesia de Corintio. Poniendo al descubierto esta falta de amor. Si echamos un vistazo de pájaro, veremos que en la iglesia de laodicea, en su conjunto se echa de menos este amor, por su gran dolencia espiritual, ni caliente ni fría. 

A través de los pasajes se ven de vez en cuando vislumbres de las faltas de la iglesia. 

El amor es la base del fundamento de Dios, por lo cual la iglesia debería demostrar dicho amor, no com palabras amables sino con hechos reales. 

La paciencia o longanimidad, en un mundo donde prevalece la impaciencia y la intolerancia, es preciso demostrar este atributo de amor. 

Este echo describe la naturaleza bondadosa del que es movido por el Espíritu de Dios, que siempre está procurando revelar, por la palabras y acciones, una simpatía compresiva y sensibilidad antes las luchas y dificultades de otros.

El cristiano no de debe ser envidioso, ni “ser celoso”, ya sea en sentido positivo o negativo. En sentido negativo, el cristiano no debe de manifestar dicho rasgo de carácter ni afuera ni adentro de la iglesia, esto es contrario a las enseñanzas de Jesús. 

No hay que ser jactancioso. El amor no pregona sus propias alabanzas; es humilde, no trata de ensalzarse como algunos lo hacen. 

Aquel cuyo corazón tocado por el Espíritu Santo se encuentra en el verdadero amor, recuerda la vida y la muerte de Jesús, instantáneamente rechaza cada pensamiento o sugestión que lo lleve a la justificación propia. (PE 112-113).
El amor es un don del Espíritu hermanos, es un don que se debería expresa en la iglesia y fuera de ella. 

Esta virtud procede del Padre, por qué él nos ama, y desea que nosotros lo compartamos con los de más, y por lo tanto, no hay motivo para la vana jactancia porque la posesión de todo don viene de Dios. 

El amor no se complace en la autoestimación, la cual pretende tener los mejores dones, y tiende a la vanagloria. El amor no produce sentimientos de darse importancia, ni busca los halagos de otros por cualquier cosa que se haya logrado ( 5 T p.124). 
MARANATA.
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