Si Pablo está dialogando, cual es la fuente del poder del cristiano, es evidente que es la que imparte el Espíritu de Dios en el hombre.
Ya que es el medio por el cual el hombre, tiene un conocimiento de las cosas que Dios quiere para el hombre y su bienestar. No proviene de una escuela o universidad, como el mundo entiende el conocimiento intelectual, sino que depende de la iluminación proveniente del Espíritu Santo.
Y entendemos que las Escrituras fueron inspiradas por Dios, y que como instrumentos escogió al ser humano imperfecto (2º T.3:16), y es el Espíritu de verdad (Juan 14:17) quien alumbra la mente humana para que discierna “lo profundo de Dios”. Pero otra cosa es la “sabiduría humana de este siglo” (vers. 6).
Pablo presenta a un mundo con un conocimiento que es antagónico al de Dios.
Un mundo donde la sabiduría humana, está por encima de Dios mismo. En este concepto está proyectando un espíritu malo.
El Espíritu Santo está haciendo todo lo posible para convencer al mundo de su pecado, y de un juicio inminente. El propósito de Dios al dar el Espíritu Santo es para que podamos entender las cosas proporcionadas por la gracia de Dios.
El Espíritu de Dios no sólo revela al hombre las bendiciones del Evangelio, sino que lleva a cabo en el ser humano la voluntad de Dios.
Como resultado de está inversión de Dios en el hombre, el resultado de esta recepción del Espíritu Santo en el hombre, se ve en su vida que esta en armonía con la voluntad de Dios.
En está vida sebe los frutos del Espíritu Santo (Gál. 5:22-23). Pero todo depende de ti y de mi, que seamos receptivos al poder del espíritu Santo.
“Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”, Y debemos de aferrarnos a esa promesa. Es por eso que el mundo no conoce el amor de Dios, porque su dios está en este mundo, en las cosas del mundo.
Por eso
se insiste en las escuelas la llamada ciencia del hombre, la
evolución. Y los jóvenes la asimilan. Los que se apartan del “espíritu del mundo” quedan despojados del yo y son regenerados y refinados por el Espíritu Santo, que los induce a colocar su mira en el reino de Dios.
No nos fiemos de la fuente de segunda mano para comprender “lo profundo de Dios”, sino ore mientras lee las escrituras, pidiéndole al Espíritu Santo que ilumine su mente con una verdadera sabiduría espiritual.
MARANATA.
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