Los cuales venidos, oraron por ellos, para que
recibiesen el Espíritu Santo. Hech. 8:15.
Por causa de la gran persecución en jerusalén,
la iglesia establecida en Samaria, ya que todos fueron esparcidos. La
obra de Dios se extendió y muchos eran bautizados en el nombre de
Jesús.
Felipe bautizo en el nombre de Jesús al Etíope, después de
darle el mensaje de la salvación. Jesús había instruido a sus
discípulos a bautizar en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu
Santo (Mat. 28:19).
La iglesia cristiana primitiva bautizaba a los
nuevos conversos en el nombre de Jesús y consideraban el hecho de
que el nuevo cristiano fuese completamente lleno del Espíritu Santo
como un evento separado del bautismo.
Ejemplo: En este versículo se
hace una clara distinción entre el bautismo por Felipe al Etíope y
la recepción del Espíritu Santo, por medio del ministerio de Pedro
y Juan.
Sino que ellos imploraron al Señor que les concedieran el
Espíritu Santo como resultado de su bautismo por inversión (cf.cap.
2:38), como evidencia de que habían sido aceptados por Dios.
En el
día de Pentecostés, Pedro había exhortado a sus oyentes a ser
bautizados en el nombre de Jesús para el perdón de los pecados y
para la recepción del don inicial del Espíritu Santo (hechos 2:38).
Pero éste no era el equivalente de la poderosa unción del Espíritu
Santo que Pedro y Juan fueron a proporcionar a los samaritanos que ya
habían sido bautizados por inmersión.
Vemos que más tarde, Pedro
se presento en casa de Cornelio, los nuevos conversos recibieron el
bautismo del Espíritu Santo (Hech. 11:16) antes de recibir el
bautismo de agua en el nombre de Jesús (Hech. 10:44-48).
Tenemos el
ejemplo de Pablo, el recibió el bautismo del Espíritu Santo y
después fue bautizado en el agua, invocando el nombre de Jesús
(Hech. 9:17; 22:16). Muchos de los que leen está matutina están
bautizados en el nombre de Jesús por inversión, como los
samaritanos ya mencionados en Echos
. El Espíritu Santo ya
trabajaba en nosotros para convencernos de nuestra gran necesidad de
ir a Jesús. Y desde ese momento y mientras no lo desechemos, por
nuestra indolencia o por qué lo abandonemos para ir al mundo.
El
Espíritu Santo estará trabajando en nosotros para que estemos
siempre con Jesús. Daniel oraba tres veces al día, ¿Cuantas veces
lo hacemos nosotros?
Debemos tener presente que necesitamos la ayuda
del Espíritu de Dios, para que nuestra vida este en armonía con el
Padre y Jesús. Dios derramara la lluvia tardía y todos seremos
henchidos del Espíritu Santo para gloria de Dios.
MARANATA.
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SECCIÓN CCXIV (214). DANIEL Y LOS DOS IMPERIOS.
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*SECCIÓN CCXIV (214). DANIEL Y LOS DOS IMPERIOS*
*CONTINUACIÓN DE LA SECCIÓN CCXIII (213)*
*Daniel 8:14. /C*
*Unas de los aspecto de debe de dejar clar...
Hace 21 horas
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