No las encubriremos a sus hijos,
Contando a la generación venidera las alabanzas de Jehová, y su
fortaleza,y sus maravillas que hizo. . . El estableció testimonio en
Jacob, y puso ley en Israel. . .Que la notificasen a sus hijos. Salm.
78:4-5.
La narración de la historia de
Israel que esta a punto de repararse dentro de este salmo, debería
ser una advertencia para el presente y un consejo para el futuro.
Cadas generación tiene el sagrado cometido de entregar a la
siguiente generación el conocimiento de las profecías dada a
Israel. Por ende todas las promesa hechas a sus pueblo.
Pero también
la advertencias de no obedecer a Dios, ya que esto conlleva la muerte
eterna. Unos de los puntos más importante que deberíamos aprender
el pueblo de Dios es su ley.
¿Guardamos los Mandamientos de Dios
solo porque pensamos que son sabios y racionales o porque creemos que
nos harán mas felices? La única justificación para guardar la ley
que se da en la misma ley es: “Yo soy Jehová tu Dios”. Exodo
20:2.
Interviene una relación personal de amor y gratitud por que él
nos ha salvado por su sangre. Por ese amor hacia él, nos manda que
guardemos su ley. Es porque él es “tu Dios” Cambiar la ley
desplazaría esa razón: de Dios a nosotros mismo.
El cambio de la ley por otra
razón, nuestra razón humana, significaría que hemos reemplazado a
Dios por nuestra propia invención.
Dios deseaba que se enseñara su
ley de generación en generación, y que se llegara a ser un poder
vivificador en la vida de los Israelitas y por ende en su pueblo del
último tiempo. (Exo.10:2; 13:8,14; Deut.4:9; 6:7, 20).
Daniel nos
declara que el cuerno pequeño, y el protestantismo que dará su
poder al cuerno pequeño. Cambiaría la ley, y daría un día
espurio, el cual se adoraba al dios sol. La ley es un don de Dios,
una expresión de su amor por nosotros. ¿Por qué y cómo, entonces,
deberíamos obedecer la ley?
¿De qué manera el sábado es una
expresión del amor de Dios por nosotros? ¿Porque el salmista y el
mismo Pablo llama “delicia” a la ley de Dios? (Sal. 119:92;
Rom.7:22)
Nuestros hijos deven de recordar que Dios dictas las leyes
y solo él puede anularlas. Dios proveyó a Israel la abundante
lluvia, para sus cosechas.
Dios provera en los últimos tiempos,
lluvia tardía, el refrigerio que ara que los hijos de los hijos
estén de pie en aquel día.
Para estar preparados hay que ser sumisos al Espíritu Santo. Ser transformados por el.
Para estar preparados hay que ser sumisos al Espíritu Santo. Ser transformados por el.
Esta obra no se
hace en un día, es la obra de toda la vida de un cristiano. La gran
pregunta de este día. Enseñaremos a nuestros hijos a ¿obedecer la
ley de Dios?
La ley no adulterada, no cambiada por un día espurio,
como nos quieren hacer ver. Que la paz de nuestro señor Jesucristo
sea con las madre, ya que su deber es enseñar a sus hijos la ley de
Dios.
MARANATA.
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