Vendré otra vez, y os tomaré a
mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis. Juan
14:3.
Nuestra compresión del cielo
toma sus primeras formas de los relatos e imágenes de nuestra
infancia. Podemos recordar las grandes estrellas y las estrellas
fugaces.
Todo era muy atractivo cuando eramos niños por eso hay
tres razones:poder volar sin esfuerzo a través del universo, estaría
al lado de un león sin tener miedo de que me mordiese, y la última,
no tendría que cortar el césped.
Esta idea no me abandono nunca,
estando en el ejercito, y cuando me tocaba la guardia mis ojos
contemplaba las hermosas estrellas y me preguntaba si algún día yo
podía verlas más cerca de lo que yo las veía.
De pronto viajaba a
la realidad de este mundo. Un mundo herido por el dolor y la muerte,
la pobreza, la guerra, y el hambre.
Desafortunadamente, nuestro deseo
del cielo a menudo se fija en estos niveles más bien materiales, y
no permitimos que Dios instale en nosotros aspiraciones más grandes.
Quizá nunca sepamos cuáles serían aquellos deseos.
Debemos
escuchar en nuestro corazón los anhelos que Jesús quiere poner en
nuestros corazones acerca del cielo y de su vasto universo. ¿Qué
hay en el cielo que lo impulsó a buscar con tanto fervor a Jesús?
En su bien conocida conversación de despedida con sus discípulos,
Jesús les dijo que volvería al cielo para hacer preparativos para
sus amigos. Pero luego hizo una promesa muy personal. Dijo que
vendría
El mismo “para llevarlos
conmigo, para que ustedes estén
en el mismo lugar en donde yo voy a estar” ( Dios habla hoy).
En
la mente de Jesús, los gozos más placenteros del cielo no están
en su hermosa arquitectura, su economía, o en su ecología. Para
Jesús, el cielo es un lugar magnifico para estar con amigos, ¡con
nosotros! Jesús sabe que la más grande necesidad de nuestros
corazones es la relación amante, confiada, con un amigo íntimo.
Somos, después de todo, hecho a su imagen.
Esa necesidades son un
reflejo de su propio corazón. “Cosas que ojo no vio, ni oreja
oyó. Ni han subido en corazón de hombre. . .” Una de mis pasiones
favoritas es estudiar las profundidades del Universo.
Ver como una
supernova explota destruye y crea de nuevo, formando nuevas
estrellas que da vida y color al basto universo. Digan lo digan los
astrónomos, la Palabra de Dios es clara y congruente.
Dios ara
nuevos cielos y una tierra nueva. ¡Quieres estar tu en esta tierra
renovada? Solo tienes que aceptar a Cristo como tu Salvador.
[Os
pido que oréis por mi, tengo una alergia que me ataca todo el cuerpo
y los ojos, y no tengo ganas de hacer nada. Os ruego humildemente que
oréis por mi, para que siga haciendo esta obra. Que Dios os
bendiga.]
Maranata:
http://degunda
venida apocaliptica.blogspot.com
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a través del tiempo y espacio.blogspot.com
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