jueves, 23 de noviembre de 2017

EL HOMBRE ES JUZGADO POR RECHAZAR LA VERDAD.


El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero. Juan 12:48
Demasiado a menudo nos inclinamos a pesar en el juicio final en términos del examen de Dios de nuestros actos pecaminosos. 

Muchos piensan que en los libros de registros en el cielo tienen anotados cada obra mala de nuestras vidas, eso para el que lo creen, ya que hay muchos que no lo creen. 

¡Pobre cito! Ninguno de nosotros escapara del juicio reservado para el hombre en aquel fatídico día. 
Pero algunos se ven perplejos por la promesa de que Dios ha perdonado nuestros pecados, echándolos en las profundidades del mar. 

Eso parece contradecir su visión del juicio final. ¿Por qué hacerlo aparecer nuevamente, si ya han sido perdonados? 

Cuando Dios perdona, es que perdona, y somos justificados por los méritos de Cristo. 

Yo creo que el dilema es tan en algunos que rechazan totalmente la idea de un juicio final. 

Hay quien duda de que un Dios perdonador que perdona nuestros pecados, y que solo sea correcto con nuestra debilidades. Otros no creen en un Dios misericordioso. 

El problema está centrado en el corazón del hombre. El juicio es un juicio literal, no es simbólico. Esta todo incluido el plan de la redención. 

El pecado hay que destruirlo. Jesús ve los actos pecaminosos como causado por personas que lo han rechazado a El y por consiguiente, también a su Padre. 

El sabe que el ser humano lo ha rechazado porque está su corazón en oscuridad sobre la verdad de la Palabra de Dios, y Satanás se acerca con engaños y sutilezas a cerca de Dios. 

Jesús dice: “Yo, la luz del mundo, para que todo aquel que cree en mi no no permanezca en tinieblas (Juan 12:46)

Obviamente, el interés de Jesús no era guardar un registro de los actos pecaminosos, sino inclusos para la relación rota que introdujo los actos pecaminosos de los hombres. 

Pero cuando la gente rechazaba su relación de la verdad, la verdad acerca del Padre, la única que puede sanar la relación rota, es ahora culpable y reo de muerte. 

Son confortados en el juicio todos aquellos que con sinceridad han aceptados las bondades del Padre. 

Y dado que Jesús es la luz que ilumina a todo hombre (Jun.1:99, cada persona declarará cómo ha respondido a la reconciliación y a la revelación de la gracia que ha hecho Jesús de su Padre. 

Si el juicio revela que ha rechazado la atractiva verdad, Jesús no necesita decir nada más.
[Os pido que oréis por mi, tengo una alergia que me ataca todo el cuerpo y los ojos, y no tengo ganas de hacer nada. Os ruego humildemente que oréis por mi, para que siga haciendo esta obra. Que Dios os bendiga.]
Maranata:
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