Dios ordenó el
cuerpo, dando más abundante honor que le faltaba, para que no haya
desavenencias en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen
los unos por los otros. 1 Cor. 12:24-26.
La historia y
experiencias del pastor J.R. S. pag. El dice: Durante el primer año de
los ocho que pasamos en Singapur como misioneros, nuestra hijita de
tres años estaba jugando en el dormitorio con una vecina de más o
menos su edad.
Nuestra casa estaba
provisto de pesadas puertas madera, y el viento cerro una de ellas
apretando los dedos de la compañera de juego de nuestra hija. Los
gritos de la niña nos indujeron a acudir corriendo al lugar de donde
se encontraban.
El cuadro que vimos,
impreso indeleblemente en la memoria, Ocurrió lo siguiente: Con
horror observamos que las extremidades del dedito la niña, incluso
la uña, estaba en el suelo. . .
Momentos antes, el
miembro amputado formaba parte del precioso dedo de la niña. La
forma graciosa y el funcionamiento de las manos de los niños son
verdaderamente asombrosos. Pero cuando se produce un accidente de
esta magnitud, a mano resulta repulsiva.
La belleza
desaparece y surge la fealdad. Jamás una parte, de un organismo
sano rechaza a otra parte. Por el contrario, todo el cuerpo sufre si
una de ellas resulta herida o amputada.
Lo mismo ocurre con
Cristo en su cuerpo espiritual, que es la Iglesia. El verso de hoy
nos amonesta contra toda clase de división de este cuerpo. El caso
que la separación producido por el pecado debe ser contrarrestado.
Pero los métodos, sistemas organizaciones humanas no pueden
producir unidad.
Los planes y las
idease los hombres jamás producirán un miembro a preocuparse por
otro. Si la iglesias sufre porque uno de sus miembros está
sufriendo, se puede tener la seguridad de que el Espíritu de Cristo
reina en su medio.
Permitamos que el
Espíritu de Cristo controle nuestra vida de tal manera que la unidad
pueda prevalecer en nuestro propios corazones y el cuerpo de la
iglesia. ¡Hay tantas cosas que nos separan! ¡Necesitamos
construir más puertas y menos cercos; más puertas y menos
barricadas!
Cuando Cristo ocupa
su trono en el corazón, existe amor por el prójimo. La unidad no
es sólo un atributo cristiano, sino la vida misma del miembro en
particular y de la iglesia en general.
Muéstreme una
iglesia unida, y yo les mostrare miembros que han encontrado paz con
Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Maranata
Les
agradezco que sigan orando por mi vista.
Luis
José de Madariaga.
La
Biblia a través del tiempo.
http://
segunda venida apocalíptica
Jesucristo.
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