viernes, 16 de enero de 2015

LA VERDAD SIEMPRE LA VERDAD


Jesús callaba. Entonces el sumo sacerdote le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios. Jesús le dijo: Tú lo has dicho. Mat. 26: 63-64.

Los judíos se han caracterizado por llevar la contraria a las profecías relacionas con el nacimiento de Jesús. El profeta Isaias dice: Angustiado El y afligido no abrió su boca. . .Isa. 53:7. Esta característica se había presentado en la profecía más de siete siglos.

Como es costumbre en los juicios, se busca testigos falsos, o comprados, bien sea por dinero o por ideología. Ante el Sanedrín se había escuchado a dos testigos que presentaron sus acusaciones contra Jesús. El profeta Isaías declara: “Como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca” (Isa. 53:7 ).

El silencio irritó a Caifás, hombre de gran temperamento, lleno de orgullo y vanidad, exigió que Jesús respondiera bajo un juramento a la pregunta que le hacia. A pesar de los testimonios
falsos, el sanedrín no tenia pruebas para acusar a Cristo. Caifás en su desesperación hace dos cosa que un hombre nunca debe hacer.

Incito a Cristo bajo juramento, para que se condenara a si mismo por sus palabras. Eso era ilegal ante un tribunal judío. [Una persona no podía ser condenada por su testimonio]. Ya que Caifás veía que el asunto se le iba de las manos, y apelo al tribunal de Dios mismo. “Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tú el Cristo, el Hijo de Dios.

A tal pregunta, se debía dar una respuesta certera y directa, ya que estaba en juego su divinidad el carácter de su Padre y la salvación del hombre. “Tu lo has dicho”, esto equivale a “si” (ver Marc.14: 62 se le dice “Yo soy”. La respuesta del Señor fue una clara confesión pública de que era el Hijo de Dios. Esto equivalía la sentencia a muerte.
Cristo presento ante el tribunal el carácter de su Padre, hasta ahora había guardado silencio, pero ante esa pregunta de Caifás, se tenia que dar una respuesta, callar hubiera sido confirma que él no era el Cristo o el Mesías prometido, y Satanás hubiera ganado la batalla.

El segundo error de Caifás fue rasgarse las vestiduras, esto estaba prohibido en el Antiguo Testamento (Lev. 21:10.). La pena era la muerte.

La pregunta que se debe hacer un cristiano es: Cuando me toque a mi, dar evidencia de mi fe, ante un tribunal eclesiástico o gubernamental, ¿Cual sera mi respuesta? ¡Oh si! Se cual es tu respuesta, pero esa no es la cuestión.

El ser humano ante la dificultades renegamos de nuestro Dios, bien sea por un trabajo, o por los estudios, inclusive cuando buscamos una esposa que no es de nuestras propias ideas religiosas. Lo negamos. La gente nos observa, bien sea parientes o amigos, incluso cuando vamos a testificar ante un juez.

Pero los momentos maravilloso son cuando dejamos a Cristo en primer lugar ante el mundo. Cuando en el colegio, instituto, o Universidad, te pregunte porque no vas el sábado a clase. Dar testimonio de tu fe, es dar al acusador una lección de fe en un redentor que lo dio todo por ti.
A lo largo de mi vida e conocido hombre de fe, y a hombres que han sido envenenados por ser fiel a su Dios. 
Hombre y mujeres que han dado su vida, que no han tenido miedo a nada, que fueron leales como la brújula al polo Norte. Pregúntate: ¿Que clase de mujer o hombre soy? Cristo dio un ejemplo para todo su pueblo, lo que había enseñado a sus discípulos lo había puesto en practica. ¡Haz tu lo mismo! Amen.
Maranata
Les agradezco que sigan orando por mi vista.
Luis José de Madariaga.
La Biblia a través del tiempo.
http:// segunda venida apocalíptica

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