A este levantó Dios
al tercer día, e hizo que se manifestase; no a todo el pueblo, sino
a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que
comimos y bebimos con él después que resucito de los muertos. Hech.
10: 40,41.
Pedro se encontraba
en la casa de Cornelio dando un vivido testimonio de la forma en que
Dios ungió a Cristo con el poder del Espíritu Santo para que
anduviere sanando y curando a todos los que padecían bajo el poder
del demonio. Después se refirió a la crucifixión de Cristo y por
fin a su resurrección. En relación con este último evento, Pedro
pronunció las palabras de nuestro versículo.
Al leer este pasaje
me pregunto porque Cristo no se presento a los fariseos, incluso a
todo Israel. La respuesta la encontramos en el verso 41. Los judíos
en general, que no habían reconocido a Jesús como el Mesías
predicho por el profeta Isaias 53, difícilmente habría sido testigo
de resurrección (Luc. 16:31).
Bajo nuestra
perspectiva, de como evangelizar a grandes masa, para que después se
marchen más de la mitad, tengo que decir que no es rentable. Muchas
nueces pero todas están vacías. Nos da la impresión por el
contesto, de que Cristo perdió una gran oportunidad de lograr
rápidamente que jerusalén, Samaria y todo palestina fueran ganados
para el Evangelio.
El hecho de que
algunos de sus discípulos al principio no estuvieron dispuestos a
aceptar a Cristo resucitado (ver. Mat. 28:17; Marc.16:14), ilustra
claramente de cuán poco valor habría sido una presentación pública
ante los judíos.
Si Caifás y Anás,
no habían creído en Cristo, mucho menos los fariseos y saduceos y
por ende el pueblo. Dios que lee los corazones humanos, y que nada
se le escapa, escogió hombre sencillos, como tú y yo, hombre sin
letras y algunos como Lucas y Pablo hombres instruidos fueron
escogidos para apoyar a la nueva iglesia y todos eran temerosos de
Dios y entregados a su causa.
Cristo había escogidos y ordenado a
unos hombre que creían en él. Los había escogido para que diesen
testimonio de todo lo que habían oído y visto después de que él
se fuera. (ver, Mat. 28: 19-20; Juan. 17:6-8; Hechos 1:8; 2º Pedro
1:16-18).
La pregunta es: Si
todos hombres y mujeres, encumbrados o no encumbrados, fuésemos
dóciles, sinceros y entregados a la causa de Dios, estoy seguro
cristianos hubiese venido ya. “Pero Dios quiere que desarrollemos
un carácter ante de su venida, ayudando a otros a participar de su
obra” Cristo nos manda que prediquemos, y es una orden implícita
(Mat. 28:18-20). ¡Que aras tú!
Maranata
Gracias
por sus oraciones estoy mejor de la vista.
Luis
José de Madariaga.
La
Biblia a través del tiempo.
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segunda venida apocalíptica
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