domingo, 8 de septiembre de 2013

LOS GRANDES MOMENTOS DE LA VIDAD.

Vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime (Isaías 6:1).

La gloria de la Shekina revelada a Isaías.Una gloria indescriptible emanaba de un personaje que ocupaba el trono, y sus faldas llenaba el templo así como su gloria final mente llenará la tierra.

La pregunta es:  ¿Cuál consideráis el problema espiritual más común de la actualidad?  ¿Creéis que es el temor a lo desconocido de la vida?
¿tal vez la duda?  ¿La falta de amor hacia los demás? 

Ciertamente todos ellos son importantes; pero en una forma menos espectacular, uno de los problemas espirituales más comunes es que en la vida de mucho de nosotros no ha ocurrido nada extraordinario durante un largo tiempo.

Cierto es que habrá un momento en nuestra existencia por esta tierra que aya marcado nuestro rumbo. Pero sí realmente creemos en una gloriosa eternidad, ¿podemos en verdad suponer que la vida ha de ser así, mustia, embotada y muerta?  Cuando consideramos a Dios y sus asombrosos caminos, ¿podemos seguir siendo felices con los pensamientos insustanciales y con la falta de acción? 

Ah no, no podemos, porque cada día nos desafía los grandes momentos que cambiarán completamente nuestro curso, si así lo permitimos.  Algunos de dichos momentos son dramáticamente únicos.  Así ocurrió un día en que Isaías entro en el templo.

Cuando estaba allí solo, en meditación, pasó por una experiencia tan grande que cambió toda su vida. ¿No te a ocurrido a ti?  El vió al Señor alto y sublime. Ver a Dios constituye el más emocionante momento para cualquier se humano.  Pero hay  otros momentos que pueden constituir escalones hacia más profundas experiencias.

Algunos hombres encuentran su gran momento mientras caminan a tientas en la oscuridad y agonizan por la verdad.  Entonces, finalmente, ven la luz que amanece en su corazón, y da, su vida al Maestro de los Maestros.  Otros encuentran un gran momento cada vez que se les exige un nuevo trabajo.

Cada vez que vuelve su mano para servir a otros, experimentan un nuevo gran momento en su vida.  Wilfred Grenfell fue al  Labrador como médico del barco donde fue destinado.  Para él toda la excursión significaría un viaje de placer.  Entonces vió la desesperada necesidad de la gente en esa parte del mundo y esa aventura se transformó en uno de los grandes  momentos de su vida: cincuenta años de servicio, así comprendió el amor de su Maestro hacia los de más. 

Algunos buscan los grandes momentos que cambian la vida, mientras que otros tropiezan accidentalmente con ellos.  Pero cuando llegan, cambian su vida, es el llamado a la respuesta de Cristo.  Esa es la condición.  debemos mantenernos sensibles a la invitación divina; de otra manera descenderemos a una existencia corrompida y vacía sin valores humanos.

Cristo en nosotros es la semilla de nueva vida queda fruto a su tiempo. Quiera Dios que valoremos nuestros grandes momentos y contestemos como lo hizo el profeta Isaías: "Heme aquí, envíame a mi"

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