jueves, 8 de abril de 2010

IGNOMMA Y VERGÜENZA

Cuando viene el impío, viene también el menosprecio, y con el deshonrador la afrenta. Prov. 18:3.

En el libro de Proverbios, la sabiduría y la insensatez son los únicos caminos que el hombre tiene ante sí. Tiene que escoger uno. No decidir es ya caminar por la senda de la insensatez. Al insensato la Biblia lo llama tonto y loco. La palabra hebrea para insensato es enél, que significa “falto de sabiduría”. No hay tragedia mayor que la falta de sabiduría.

El insensato cree que sabe todo y que no necesita que nadie le enseñe, y mucho menos si la enseñanza viene de un Dios al que no puede ver ni tocar. Obra tontamente. No tiene conciencia de sus actos. Se enorgullece y se yana- gloria de ellos.

Según el proverbio de hoy, el fin del insensato es vergüenza e ignominia. El tiempo se encarga de exponer su triste realidad ante las personas. Lo hizo con Saúl, el rey loco de Israel que despreció los consejos divinos y vivió una vida insensata, acabando derrotado por sus enemigos. Un día, estos cortaron y colgaron el cuerpo sin cabeza del insensato rey en el muro de Bet-sán, para que todas las personas lo vieran.*

Contrariamente a la vida del insensato, el sabio es aquel que escucha y sigue los consejos divinos. Al sabio, Dios lo libra de la vergüenza y de la ignominia. Lo exalta y lo coloca en las alturas de la tierra.

Si Dios es la fuente de la sabiduría, la persona es sabia sólo cuando vive en permanente compañerismo con él. Esa es la importancia de buscarlo en oración y meditación diaria. Pasar tiempo con Jesús no es perder tiempo. De él viene la inspiración, la sabiduría y la fuerza para vencer.

¿Necesitas sabiduría para tu matrimonio? ¿La necesitas en la vida, en los negocios, en el empleo, en tus relaciones humanas, como padre, como hijo, o simplemente como ser humano? Abre el corazón a Jesús y pídele su orientación para las difíciles situaciones que necesitas enfrentar hoy. Si lo haces así, todo va a salir bien. Si no, acuérdate que “Cuando viene el impío, viene también el menosprecio, y con el deshonrador la afrenta”.
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1 Samuel 31:9,10

Pr. Alejandro Bullón

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