jueves, 1 de abril de 2010

DEPENDEMOS DE DIOS

Y harán un santuario para mí y yo habitaré en medio de ellos. Éxodo 25:8

Hubo muchas cosas involucradas en la construcción del tabernáculo. Lo importante es que Dios se auto invitó a vivir en medio de su pueblo. Cuando alguien importante nos avisa que viene a visitarnos, hacemos todo lo posible para que esa persona se sienta cómoda y que las cosas estén de acuerdo a su gusto. Aunque hoy ya no se trata de en un tabernáculo visible, la realidad es que Dios quiere estar con cada uno de nosotros siempre. Debemos ser siempre conscientes de que, como en el desierto, la presencia de Dios debe ser visible en todas las facetas de nuestra vida. Este es un principio que no debemos perder de vista: Dios, que quiere estar con nosotros, debe ser visto por todos y en todo momento.

La construcción del tabernáculo supuso un problema importante para Moisés y el pueblo. Escaseaban las personas capacitadas para hacer el trabajo. Había muchos expertos en hacer ladrillos, pero construir un tabernáculo según las especificaciones de Dios requería una destreza artesana fuera de lo común. Pese a ser esclavos sin grandes conocimientos, Dios tuvo a bien usarlos y dar la solución. La insuficiencia puesta humildemente a disposición de Dios puede ser usada por él. Él pide humildad de espíritu y disposición a obedecerlo a pesar de las debilidades e insuficiencias. Aquí hay una gran lección para nosotros hoy: Aprender a depender totalmente de nuestro Señor.

La construcción del tabernáculo enseñó a los antiguos hebreos a confiar en Dios y no en los brazos del hombre.

Resulta digna de imitar la dedicación que pusieron en el trabajo con el fin de acabar la obra del tabernáculo lo antes posible. Algunos argumentaron que, dado que lo que se hacía era la obra de Dios, era lícito trabajar en sábado para terminar pronto. Pero tal noción fue desestimada (RH 28 de octubre de 1902). Por buena e importante que sea la obra, no hay que usar métodos no aprobados por Dios para lograrlo. Esto es un desafío mayor para el pueblo de Dios, porque el fin no justifica los medios.

“Habitaré entre ellos” es una indicación para nosotros hoy también. Los mismos principios se aplican hoy: Seguir la indicación del Señor en humildad, no depender del brazo humano y no usar métodos no aprobados por él.

Éxodo 25:1-27:21; Juan 16:1-33

Pr. Israel Leito

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