jueves, 15 de mayo de 2025

LOS DESEOS NO SANTIFICADOS.

Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos” 1º Samuel 8:7.

Hay un proverbio Español que dice: “No es todo oro lo que reluce, ni plata lo que brilla”. 

Los hijos de Samuel eran corruptos y faltos de honradez, no ministraban las cosas del Señor bien. 

Hoy también hay personas de esa misma clase, dentro del pueblo de Dios, como hubo en los tiempos de Samuel. 

Tenemos a Cristo como cabeza viviente, y cada persona que trabaje para el Señor y en puesto relevantes, sea en la iglesia o en el estado o empresa, debiera preguntarse a cada paso, “¿Es este el camino que el Señor quiere que siga? 

Mi honradez da testimonio de mis creencias ante los hombres. ¿Pongo a Cristo en primer lugar? 

No es lo que yo sea ilimitado pueda hacer, si no lo que Dios puede hacer a través de mi, siendo humilde, abnegado y llevar una vida santificada en el Señor. 

Conozco a un hombre, que trabajo con las F. A.U.S. Y su ejemplo fue tal, que los jefes lo querían a que entrase en la Masonería. Naturalmente, el eligió servir a su Dios, y dentro de su religión. 

La lealtad de un hijo de Dios, debería ser como la lealtad de Samuel. 

El poder insatisfecho y la ostentación mundanales es tan difícil de curar ahora como lo fue en los días de Samuel. 

Creo que aquí esta la mejor evidencia posible de que las naciones, y los hombres, son  libres de escoger el camino que el desee. 

Si Israel hubiera acudido a Dios pidiéndoles consejo, Dios se lo había dado. 

Antes de salir para una entrevista, oramos al Señor para que nos dirigiese en los tramites. 

Llegamos a hacienda, era el último mes para tramitar una documentación. Mi esposa y yo esperamos 5 horas para una respuesta. 


Salimos alabando a Dios, pues las compañeras de una amiga  nos soluciono el problema. Es un pequeño detalle, en nuestra vida. 

Si ponemos a Dios por delante de nosotros, Él nos guiara a gran puerto. 

El pueblo de Israel le presento a Dios su petición como un ultimátum, Dios acepto su elección. 

Desecharon a Dios, no contaron con su ayuda. ¿Cuántas puertas de amor hay en nuestras vidas? 

El plan de Dios es cambiar nuestras vidas para que seamos como valles verdes en el bosque. 

Llevemos nuestros planes a Dios y a Cristo dador de la vida, para que lo resuelva conforme a su voluntad. 

MARANATA.

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