LA GRACIA DEL PADRE.

“Dijo Jesús: Quitad la piedra, Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días” Juan 11:39.

Cierto es que Cristo podría quitar la piedra milagrosamente. Pero lo cierto es que los hombres podría realizarlo. 

Cristo no iva hacer una labor que el hombre podría hacerlo. Así en la vida real, Dios no puede hacer una tarea mientras el hombre este capacitado para hacerla. 

Cuando pedimos un favor a Dios, y estemos capacitados para recorrer el medio camino, debemos de hacerlo. Es nuestro deber de hacerlo, la otra mitad del camino Dios nos ayudara a recorrerlo. 

Cristo llevo nuestras aflicciones. “Fue angustiado por culpa nuestra”, y sufrió por su amigo. Con esta reacción proporcionó una evidencia positiva a los judíos de que su amigo estaba muerto. 

Nosotros estamos realmente muertos en nuestros delitos y pecados, y tuvo que venir Cristo a rescatarnos. Por sus méritos nosotros fuimos curados. 

La vida nos es concedida, y todo lo que hagamos debe esta de acorde con la gracia que nos es dada por su divino amor. 

Cristo era la fortaleza y la gracia en sí mismo, y cuando los enfermos eran atraídos a su presencia, eran sanados por su inmenso amor. 

El Padre se manifestaba en ese amor infinito, Cristo daba lo que el Padre le daba para manifestar el amor del Padre. 

Pero muchas veces el hombre rechaza el amor infinito del Padre. (En tiempos de Cristo, se creía que durante tres días el alma vuelve al cuerpo con la esperanza de entrar de nuevo en él. 

Cuando al fin de ese lapso el alma observa que el rostro se ha desfigurado, se aleja y nunca regresa). 

Cristo tuvo en cuenta este hecho popular, al resucitar a Lazaro. Hoy llamamos a este hecho, estado de coma.

 Cristo demostró en la resurrección de Lazaro, que el poder provenía de Dios a través de Cristo. 

Notamos que Jesús era lo suficientemente amante como para salvar a toda la humanidad. 

Al final de los tiempos, Satanás será juzgado por la muerte del ser humano, y la gracia de Cristo será revindicado. 

Este es el amor que el mundo a conocido, y que el mundo a rechazado. Maria sabía que solo Cristo podía salvar a su hermano. 

Cuando el alma humana reconozcan que en Cristo hay salvación, será renovada/os y en aquel gozoso día estaremos con Cristo en los lugares celestiales. “Amen”. 

MARANATA.

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