¡Que gran amonestación departe del Señor y que poco caso hacemos! Cada cristiano sincero debería estar atento a esta amonestación de parte del Señor.
El tiempo se pasa rápidamente, y muchos amigos míos en la fe, han pasado al descanso eterno ¿serán salvos? Esta es la gran pregunta.
Muchos bajaran al descanso sin estar preparados, sin oír la amonestación. Es por eso que la amonestación hay que tenerla en cuenta.
Los miembros de la iglesia tienen que hacer un esfuerzo a la altura que Cristo desea que alcancemos. Las cosas que Cristo nos ofrece tiene un precio aunque la salvación es siempre gratuita.
Todos debemos de abandonar nuestra maneras de vivir, nuestras viejas costumbres deben de ser echadas a un lado.
Cristo quiere que seamos ricos, no en cosas materiales, sino en carácter y en espíritu. La ciudad de Laodicea era una ciudad próspera y rica en bienes de este mundo.
La iglesia cayó, se dejó llevar por la sociedad y cayó en un letargo. ¿Le esta pasando lo mismo a los laodicenses?
En mi humilde opinión, creo que si. Cristo dio a esta iglesia severas amonestaciones, y igual que ha nosotros.
Cristo no les amonestaban por sus riquezas materiales, ¡no! Sino por su riqueza espiritual era deplorable.
Cristo les da una amonestación le dijo: “Y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”.
Este pasaje debería de ser una advertencia para cada uno de los hijos de Dios. “Yo el primero”.
Todos sabemos que el oro representa las riquezas espirituales. “Tu fe” y “mi fe” que obra por el amor según Gal. 5:6; Sat. 2:5 es el resultado de esa fe viva en el Señor 1º Tim 6:18.
Este texto es importante para este siglo. Cierto escritor dijo: “Tal vez ninguna de las siete cartas es más apropiada que está para la iglesia del siglo XXI.
Describe vívidamente la religiosidad respetable, sentimental, nominal y superficial que está tan extendida entre nosotros en la actualidad” (Stott, What Christ Thinks of Church, pág. 116). 31
Nuestra condición espiritual se deja ver en nuestras iglesias.
No echemos la culpa a la pandemia que estamos pasando. ¿Dónde está nuestra fe?
Las que van a la iglesia son las más ancianas, no importa la situación en que vivimos, es su fe en Cristo que las lleva a encontrarse con Jesús en la iglesia.
Deseo empezando por mi, que todos podamos asistir a la iglesia para alabar a nuestro Dios. Él provee nuestro caminar. ¡Cristo está cerca!
MARANATA.
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