En este texto Pablo se refiere al amor de Cristo que siente por cada hijo de Dios. Es decir: el amor de Cristo nos hace seguir adelante, hasta nuestra meta.
Sólo el amor de Cristo gobierna adecuadamente la vida del cristiano. Pero también es cierto que nuestro amor por Jesús es vital para nuestra supervivencia.
Esto me recuerda a los primeros peregrinos que llegaron a los Estados Unidos.
Dios había permitido que viniese pruebas sobre su pueblo con el fin de habilitarlos para la realización de los planes misericordiosos que él tenía para ellos.
A pesar de las dificultades que ellos pasaron, y al igual que estamos pasando nosotros, el amor de Cristo por nosotros es siempre el factor más importante: “Le amamos a él, porque él nos amó primero” (1 Juan. 4:19; Jun 3:15).
Los cristianos cuando se vieron libres de la tiranía religiosa que reinaba en Inglaterra, se unieron en un pacto como pueblo libre del Señor para “andar juntos en todos sus caminos que les había hecho conocer, o en los que él les notificará” (CS. 335).
Si Cristo a hecho un pacto con nosotros y nosotros con Cristo, mi pregunta es: “¿Por qué nos gusta tanto las cosas del mundo?”
El amor de estos peregrinos hacia Dios era tan grande, que el deseo de tener la libertad de conciencia fué lo que dió valor a sus conciencias de ser fiel a Dios.
Si estamos convencidos del amor de Cristo, y que su ley es inmutable, ¿porque la desobedecemos?
Los tiempos han cambiado mucho, hoy nos centramos en el yo, y lo más importante que es la fidelidad al amor de Dios, lo dejamos de lado.
Decimos que somos cristianos, ¿cristianos de que? De nombre, si verdaderamente el amor de Cristo nos constriñe, seriamos diferente y Cristo hubiera venido.
Pero el amor de Cristo por Ti, es tan grande que tiene paciencia hasta que te des cuenta de su gran amor.
Entonces lo que dice Pablo, “el amor de Cristo nos constriñe” tu vida y la mía cambiaría el sentido de nuestra vida.
Entonces la gran verdad de la expiación de Cristo fue siempre el factor que motivó y rigió su vida.
Así debería de ser la nuestra en el mundo en que vivimos.
Así lo entendieron los primeros peregrinos que llegaron America.
Estimada amiga y amigo cristiano, nuestra meta es de ver a Cristo en su segunda Venida. Los acontecimientos de Apc. 14:8 está a las puertas. Preparémonos para recibir a Cristo.
MARANATA.
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