¿SOMOS FARISEOS?

Y por la mañana: Hoy habrá tempestad, porque el cielo tiene arreboles y está nublado. ¡Hipócritas! Que sabéis discernir la faz del cielo;¿Mas las señales de los tiempos no podéis? Mat 16:3

Quien so sabe la historia de Noé. Todo cristiano la sabe, y como trato de hacer la voluntad de Dios. 

También sabemos como era sus vecinos. Eran hombres y mujeres que ridiculizaban a Noé y a su familia. 

¿Os suena esto de algo? Cuando un cristiano quiere ser fiel a Dios tanto en el trabajo como en su barrio, son criticados y despreciados. 

Esto le paso a Lutero, a Hus, y los Valdenses y en todas las épocas. 

No hay mucha diferencia entre la época de Noé y la nuestra, sólo buscaban el lujo y las comodidades, dejándose dominar por sus pasiones y un relajamiento moral que Dios tuvo que enviar un diluvio. 

Hoy existe una preocupación similar por el placer y una completa exclusión de Dios y de su voluntad. 

Jesús tuvo que poner un toque de atención a los fariseos y saduceos de su época. 

Sabían distinguir los cielos, cuando iba a ver una tormenta, pero no sabían distinguir los acontecimientos celestiales. 

No cabe duda que estos hombres era hipócritas (cap. 23:13-29.; DTG 376 ). No supieron interpretar las escrituras, ni la venida de Cristo. 

Cristo bino a libertad la conciencia y los espíritus y a emancipar a su pueblo y por ende a las naciones dormidas en su letargo de pecado. 

La doctrina que enseño Jesús, fue esparcidas a través de sus discípulos y llegando a nuestros días. Pensemos por un momento en la creciente indiferencias de la gente ante la santidad de los votos matrimoniales. 

¿No estamos en la época de Noe? Donde en muchos países, la violencia, el adulterio, seden como algo natural en la sociedad. ¿Dónde está esos principios cristianos? 

Creo sinceramente que algo anda mal dentro de la sociedad en la que vivimos. Lo triste que el espíritu de conformidad con el mundo está invadiendo las iglesias por toda la cristiandad. 

Las palabras de Roberto Atkins dirigidas en un sermón decía: “Los hombres verdaderamente justos están desapareciendo de la tierra, sin que a nadie le importe algo. 

Los que hoy profesan religiosidad, en todas las iglesias, aman al mundo, se conforma con él, gusta de las comodidades terrenales y aspiran a los honores. 

Están llamados a sufrir con Cristo, pero retroceden ante el simple oprobio. . . ¡Apostasía, apostasía, apostasía! 

Es lo que está grabado en el frente mismo de cada iglesia; y si lo supiesen o sintiesen, habría esperanza; pero ¡ay! 

Lo que se oye decir, es: Rico soy, y estoy lleno de bienes, y nada me falta” (Second Advent Library, folleto Nº 39. Seamos como Noé fieles a Dios, no como los antidiluvianos.

MARANATA.

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