No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros. Gálatas 5:26.
Vivimos en una sociedad irritante, vanagloriosa, y muy engreída por sus descubrimientos científicos.
¡Cuántos de los problemas que hoy afligen a las familias y a la comunidad, los negocios, la iglesia y la sociedad reflejan el hecho de que la sociedad es cada vez más irritante, y mas irresponsable.
En términos global, las personas están más irritantes, por el Covid-19. Y la tolerancia entre la sociedad es más agonizante. Muchas veces hemos oído, o utilizado, la expresión como ésta:
“¡Me estas poniendo nerviosa o nervioso”! Esto en el plano de una sociedad normal. ¿Pero que podemos decir en el plano espiritual?
Hay hombre y mujeres “presuntuosos/as”, “egoístas” Los que son verdaderos “cristianos” no deben o no deberían jactarse ni aun en su corazón de sus triunfos, sean estos espirituales o económicos.
Sino que con humildad deben considerar que otros son mejores que ellos (Fil.2:3).
En muchas ocasiones hemos observado cuando una persona habla de si misma, es muy irritante “yo- yo-yo”.
Esto hace que la persona se centro en el tema central de lo que ellos hace.
Sus aficiones, sus hazañas en los negocios, sus ideas y sus planes para el futuro, todo gira en el “yo”.
Es tan fatal para el carácter cristiano que ha menos que se efectúe un cambio en su vida, será muy difícil ver a Jesus en el reino de los cielos.
La transformación de nuestro carácter debe de efectuarse en el transcurso de nuestra vida. Uno de los problemas de la sociedad es la envidia.
Esta conduce al odio, y éste a su vez a la venganza. La humildad permanece siempre como una de las virtudes del cristiano, es el punto cardinal (ver Fil. 2:3).
Hay personas que irritan a los demás cuando se considera superior a los demás.
Escucha condescendientemente, y critica constantemente, y en su cara se divierte una expresión de burla, descarta las ideas de los demás como no tuvieran importancia.
Utiliza sus conocimientos y sus habilidades como plataforma para la critica.
Entre las personas más irritantes se encuentra la que rehúsa respetar la intimidad de los demás.
Llega cuando menos se le espera, y formula preguntas personales y familiares, después se encuentra con una amiga y le cuenta todo lo que ha oidor de esa persona.
Estas personas necesitan según Pablo, necesitan una renovación interiormente.
La religión práctica, según Pablo, enseña que debemos abstenernos de tales practicas. Romanos 12:
MARANATA.
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