Y toda la multitud procuraba tocarle; porque poder salía de Él, y sanaba a todos Luc. 6:19.
A lo largo de su ministerio Jesús se dedicaba a predicar las buenas nuevas del evangelio.
Sanaban no solamente el cuerpo sino su espíritu.
El “poder” divino salía continuamente de Jesús. Este poder divino irradiaba de Jesús siempre que fuera necesario. “El mismo aire estaba como electrizado del poder espiritual”.
Con frecuencia dentro de nuestro mundo materialista hay personas que se pregunta si aun existe tal espíritu sanador para el ser humano.“
¿Cree la mayoría de los cristianos que hay una cosa tal?” En la época de Cristo, los que estaban enfermos o poseídos de demonios creían que había un poder salvador en Cristo.
Las plagas de esa época se puede comparar con las epidemias de nuestros días o la pandemia que parecemos hoy día. Cada persona ansiaba ser atendido y refrigerado por Dios a través de Cristo.
En tiempos del apóstol Pablo, el Espíritu de Dios se manifestaba a través de los apóstoles.En nuestro siglo los cristianos enfermos, tanto fisicamente o espiritual mente pueden ser sanados a través de la fe.
Pero también es cierto que muchos predicadores usan este argumento para sanar, como si esto fuera una varita mágica.
La reuniones de reavivamiento y una reforma de la persona, Dios puede sanar aun hoy día.
La oración de fe hace mucho por el enfermo, pero esto no es siempre así.
Con todo yo sé lo siguiente, por mi experiencia propia: Dios aún realiza, y lo hará aun más cuando nos acerquemos al final del tiempo del fin.
La curación del alma y del cuerpo se manifestara y veremos maravillosas curaciones.
Si considera convenientemente hacerlo, puede enviar una respuesta extraordinaria e inmediata a la oración de fe echa por el enfermo.
El poder curativo de Dios está presente, como el aire que respiramos. El problema es la fe, que fe ejercitamos. “Mucha oración mucho poder”
También es cierto, que debemos pedir conforme a su voluntad. Hace muchos años, vi a un hombre pedir día y noche que le curase Dios.
Era un hombre pendenciero y sus oraciones no llegaban a Dios. Un mes después maldecía a Dios.
La oración y la comunión diaria no puede ser remplazada por las comodidades de esta vida.
La comunión diaria y la meditación en su palabra nos ara comprender al Gran Creador y al Eterno Medico.
Creo con sinceridad que este es el gran método para el cristiano. En esta atmósfera todo miembro de la iglesia seguirá los pasos de Jesús convirtiéndose en un canal sanador.
MARANATA.
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