Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecado, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos).Efe. 2:4-5.
Los hombres y mujeres hacían las obres de la carne, esto antes de conocer la voluntad de Dios.
El vers. 2-3 representa un cuadro tenebroso parece conducirnos a una inevitable conclusión; sin embargo, Pablo ahora nos presenta una alternativa para el cristiano.
Pablo nos dice: Así como Dios resucitó a Cristo de los muerto para que pudiera sacar a la luz la vida y la inmortalidad del Evangelio, y pudiera salvar así a su pueblo de sus pecados.
Así también Cristo ha resucitado de la muerte espiritual a los seres humanos caídos, vivificándolos de sus vidas, llenando sus corazones la esperanza y el gozo (MS,89).
Creo que la composición de Charles Ives cuando escribió en su libre “la pregunta sin contestar” “¿Por qué estoy aquí?”
El hombre fue creado con un principio, para que fuese libre, sin ser coaccionados y servirle a Dios con con amor.Dios no sólo es misericordioso sino rico en misericordia con todos aquellos que invoque su nombre (Rom.10:12), no porque haya méritos en el ser humano sino porque Dios se complace en conceder misericordia al hombre.
Lutero cuando subía las “escaleras de Pilatos” en Roma para recibir la indulgencia del papa, Recordó el texto mas hermoso de la Biblia. “El justo vivirá por la fe.”(Rom 1:17).
El amor de Dios es mucho más que simple compasión. Su amor nos induce a realizar acciones benéficas; es inmutable.
Dios nos amó siendo nosotros pecadores (Rom. 5:8), y nunca dejara de amar al hombre. Su amor fue la causa de su obra de salvación (Juan 3:16).
En un mundo decadente de espiritualidad, que sólo cree en la imaginación de su mente y sus teorías, esta yendo hacía el abismo de su ocaso.
El hombre esta muerto en sus pecados. Esta frase se puede unir con la antecedente “nos amó”, destacando así el gran amor de Dios por el hombre.
Luego Dios es vida sólo para aquel que en el crea. “Da vida juntamente con Él”
Así como Cristo fue vivificado entre los muertos, el ser humano es también vivificado de su estado de muerte espiritual.
Somos crucificado en él: morimos resucitados con él: vivimos con él; y reinaremos con él: somos coherederos con él; sufrimos con él y compartimos su gloria con él.
La salvación se alcanza no por medios de instrucción o normas morales, sino cuando el creyente por la fe recibe la vigorizante vida que fluye de Cristo.
El cristiano esta en la tierra para glorificar a Dios Padre y a Jesucristo.
MARANATA.
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