EL CUIDADO DE DIOS.

Cuando pasares por las aguas, yo seré contigo; y por los ríos, no te negarán. Cuando pasares por el fuego, no te quemarás, ni las llamas arderá en ti. Isa. 43:2.

A mi mente, viene recuerdos de lo que estudie sobre la Edad Oscura en Europa. Como los Valdenses fueron protegidos, por la llamada inquisición papal. 

No se debe de confundir la iglesia o los miembros, con el poder Papal, son dos cosas diferentes aunque veamos el mismo perfil cristiano. 

Si repasamos la historia veremos como hombres como fueron caucionados en el Siglo XIII ya se estableció por el Papado la gran Inquisición. 

Algunos de los pontífices reinantes se hicieron reos de crímenes tan horrendos que los gobernantes civiles tuvieron que procurar deponer dichos dignatarios de la iglesia como monstruos demasiado viles para tolerados. 

Durante siglos Europa no progresó en la ciencia, ni en las artes, ni en la civilización. CS. p.65. 

La condicionen que el mundo se encontraba bajo el poder romano resultaba ser el cumplimiento espantoso e impresionante de la palabra del profeta Oseas: 

“Mi pueblo está destruido por falta de conocimiento. 

Por cuanto tú has rechazado con desprecio el conocimiento de Dios, yo también tu Dios, me olvidaré yo también de tus hijos.” 

No hay verdad, y no hay misericordia, y no hay conocimiento de Dios en la tierra. 

¡No hay más que perjuicio, y mala fe, y homicidios, y hurto y adulterio! ¡rompen por todo; y un charco de sangre toca o otro!” (Oseas 4:1-6, V.M.). 

Muchos hijos de Dios, tanto en la Edad Media como en nuestros siglo el pueblo de Dios se encontró y se encontraran en situaciones muy diversas, pero el pueblo de Dios tiene la seguridad de que Dios lo acompañara para sostenerlo y salvarlo. 

No se le prometió ausencia de dificultades y aflicciones, sino consuelo y una liberación final. 

Israel había pasado varias veces “por fuego y por aguas” pero Dios lo había salvado (Sal.66:12; cf. Isa. 8:7-8). 

“Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librara Jehová” (Sal 34: 19, cf.ver.17-18). 

El fuego y las aguas muchas veces aparecen en las Sagradas Escrituras como instrumentos purificadores (Núm. 8:7; Job. 23:10; cf. 2º Ped. 3:5-7).

 Así como el agua y el fuego son preparados para el día del juicio, de la misma manera el agua y el fuego libraron a los hijos de Dios (Dan.3:19-25). 

De la misma forma Dios librara a su pueblo en el día de su justicia contra los hombre que serán juzgados con fuego (Apc. 18:8). Mas el justo por su fe vivirá.

MARANATA.

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